Por Mary Daza Orozco
Fue una encuesta entre amigos, la reunión animada, el tema lo propuso alguien que tenía un celular en las manos: “diga cada uno qué es lo que más le molesta al usar el celular o los correos”.
Todos dijimos a una, como en Fuenteovejuna: “Que no nos contesten”. La proponente del tema dijo que así no, que uno por uno, algunos pensamos en ¿qué más se podía decir sobre eso? y nos sorprendimos de que todos tenían algo por anotar: que si la voz tremebunda que dice “sistema, correo de voz…”; otro, que enviar un mensaje sentido, con gusto y hasta con amor, y sólo recibir como respuesta un ok; alguien dijo: mandar algo curioso o chistoso y no me refiero a los Fw, sino a los mensajes personales, y no recibir respuesta; pero colectivamente se estuvo de acuerdo en que lo más doloroso, que avergüenza al que llama es que no le contesten la llamada. Un amigo columnista dijo: ‘Si no contestan las llamadas, grave, los mensajes depende, porque a veces la persona en el momento está ocupada’, alguien le preguntó: ¿Tan ocupada para decir ‘estoy ocupado, luego contesto’ o más tarde cuando se desocupe, decir: ‘no te pude contestar enseguida por esto y esto’?
La charla terminó con la intervención de un amigo: ‘Si Santos se quejó y pataleó porque se le cayó una llamada, qué berrinche haría si no le contestaran, pero eso no le pasa a un presidente”.
Luego de terminada la tertulia, que fue en mi apartamento, quedamos dos ahí y el tema nos siguió rondando, comentamos: pero eso debe escribirse, me miró cómo dándome la orden y aseguró que la cortesía y las buenas maneras también deben primar en la comunicación virtual o como se llame. ¡Qué bueno un manual de urbanidad sólo para eso! No serviría de nada, le dije, si no se usa la de Carreño para la vida diaria, menos se van a dedicar a seguir normas los chateadores o llamadores.
Sacamos en claro que la cortesía no ha pasado de moda, ni va a pasar, ella es el soporte de las buenas relaciones así sea con el más humilde de los seres, pero hasta a los profesionales se les olvida o no caen en cuenta de que si alguien se dirige a ellos es por aprecio, para enviar un mensaje curioso o chistoso y quiere compartirlo, porque necesita algo urgente o sencillamente por saludar.
Fue agradable esa tertulia en la que se habló de todo: fútbol, música vallenata, proceso de paz, la crisis del papel higiénico en Venezuela y más, pero ese remate fue de antología, el de las desilusiones cuando no contestan a pesar de que se sabe que leyeron el mensaje ( doble Tick para WhastsApp y R para BBM)
Y remato: si un contacto le fastidia, no lo cree importante como para contestarle, cree que se va a volver intenso ¿por qué no lo elimina? ¡De la lista, claro está! Anda, esa quizás sería la peor descortesía.