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Consuelo Araujonoguera marcó la ruta del vallenato

‘La Cacica’ en Monterrey, México, en 1999, avivando la llama del vallenato. La acompaña Luis Manuel López, presidente del Festival Voz de Acordeones.

Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv

‘La Cacica’, Consuelo Araujonoguera, no solo abanderó el nacimiento en 1968 del Festival de la Leyenda Vallenata, sino que dejó para la historia su gran tesis laureada sobre los orígenes y fundamentos de la auténtica música vallenata al escribir su libro: ‘Vallenatología’, (Ediciones Tercer Mundo 1973).

En poco tiempo en el diccionario de la Real Academia Española aparecerá el significado de la palabra vallenato, pero ‘La Cacica’ lo había escrito hace 44 años: “El vallenato guarda fielmente las características tradicionales de estos aires, tanto en su contenido como en su construcción y el mensaje dentro de los cuatro géneros clásicos de la Música Tradicional Vallenata: merengue, paseo, puya y son”.

De igual manera, en la última página de su libro después de haber narrado en detalle el nacimiento y recorrido de la música vallenata expresa: “Del vallenato bien puede decirse que, como la Santísima Trinidad (Tres personas distintas y un solo Dios verdadero), es también uno solo verdadero, donde quiera que nazca y se mantenga. Y, cuando digo nazca, empleo la palabra más apropiada, tal vez la única exacta, para aplicar a los cantos vallenatos, porque ahora con el auge y renombre que ha adquirido nuestra música, están proliferando – con la abundancia de la verdolaga en tiempos de invierno – los “fabricantes” de vallenatos que los preparan, los trazan, los cortan y los manufacturan hasta por encargo. Estos no son vallenatos. El vallenato nace, brota, surge, viene corriendo incontenible a través de la inspiración, llega a los labios del afortunado que la posee…Y salta. Después sin que nadie se haya preocupado de encerrarlo entre unas letras y un papel, sin que su mismo autor piense que debe perpetuarlo, penetra y se queda para siempre convertido por derecho propio en parte esencial de nuestra mejor riqueza anímica”.

´La Cacica’ fue muy celosa con la auténtica música vallenata a la que defendió a capa y espada en distintos escenarios, dejando su impronta en esta memorable frase: “Yo quiero que se mantenga viva y perenne la lámpara votiva de la fe en nuestra música vallenata, en nuestros valores, en nuestro sentido de pertenencia para que cuando pasen los años podamos decirle a Valledupar como Gustavo Gutiérrez Cabello”:

Rumores de viejas voces
de tu ambiente regional,
no dejes que otros te cambien
el sentido musical.

Palabras en Monterrey

El sábado 21 de agosto de 1999 en Monterrey, México, sucedió un hecho que fue vital para que hoy la auténtica música vallenata sea un gran referente en esa ciudad donde se realiza el Festival Voz de Acordeones, que preside Luis Manuel López Carrera. Todo comenzó con la visita de Consuelo Araujonoguera, quien dictó una conferencia en el foro ‘Cultura sin fronteras’. Ese día, ella hizo un gran esbozo del significado del folclor vallenato, sus juglares y sus vivencias, y les llamó la atención a los jóvenes para que se interesaran más por el acordeón, la caja, la guacharaca y el canto.

“Quiero decirles a los jóvenes que canten y que le busquen a la música vallenata la expresión de su sentimiento, y que no se sientan marginados. Ustedes no tienen por qué estar marginados, el que se margina es uno mismo. Si ustedes se preparan, se educan y se tatúan el alma con frases hermosas y llenan su corazón y su mente de toda la poesía de la música vallenata, van a ser grandes”.

‘La Cacica’ en ese momento estaba dando la mejor clase de folclor y de motivación personal. “Para eso tienen que prepararse como lo hicieron nuestros juglares. Nuestros juglares, eran hombres que no sabían leer ni escribir, cantaban por puro talento, expresaban lo que sentían en el corazón y no sabían lo que era poesía, pero la tenían en el alma y la sacaban. Hoy, los hijos y nietos de ellos, son los Reyes Vallenatos y son las personas más importantes de mi región porque hoy en día a la música vallenata de Colombia le debe ser bien vista en el mundo entero”.

 

Aparición en los cantos vallenatos

En el folclor, la palabra vallenato hizo su primera aparición en el año 1944, exactamente en la canción ‘Compai Chipuco’ (Antonio Guerra Bullones) de la autoría del compositor José María ‘Chema’ Gómez Daza.

La canción la grabó por primera vez la Orquesta Emisora Atlántico Jazz Band con el canto de Jaime García y los arreglos de Francisco ‘Pacho’ Galán. Después vinieron varias versiones entre ellas Bovea y sus vallenatos cantando Alberto Fernández, Pedro García y Florentino Montero ‘Los cañaguateros’, Diomedes Díaz y el Rey de Reyes Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza y Carlos Vives y la Provincia.

Me llaman Compai Chipuco
y vivo a orillas del río Cesar.
Soy vallenato de verdá,
tengo las patas bien pintá
con mi sombrero bien alón
y pa’ remate yo tomo ron.

Una referencia de trascendencia de la palabra Vallenato sucedió en 1977 cuando el compositor Alonso Fernández Oñate, ganó el concurso de la canción inédita vallenata del Festival de la Leyenda Vallenata con el merengue ‘Yo soy vallenato’, interpretado magistralmente por el cantante Armando ‘El Tanque’ Moscote quien luego la grabara al lado del acordeonero Alfonso ‘Poncho’ López.

Yo soy vallenato de los verdaderos
de muy pura cepa y de corazón,
la sangre del indio en mis venas la llevo
con algo de negro y también de español.

¿Qué debe decir?

Ahora, los entendidos en materia vallenata están a la espera del significado que la Real Academia de la Lengua Española, RAE, le dará en el diccionario a la palabra Vallenato porque ella encierra en las notas de los acordeones y en sus letras ese sentimiento que nace en el corazón del alma.

En ese acto cumbre debería estar en primera fila ‘La Cacica’, Consuelo Araujonoguera, pero los violentos le arrebataron la vida, no pensando que era mejor disparar versos para que una voz parrandera le regalara alegrías a la paz de Colombia.

En ese acto cumbre debería estar en primera fila ‘La Cacica’ Consuelo Araujonoguera, pero los violentos le arrebataron la vida, no pensando que era mejor disparar versos para que una voz parrandera le regalara alegrías a la paz de Colombia.
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