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Construir sobre nuestra realidad

Por Ernesto Altahona

Debido a la amenaza de la Unión Soviética, Japón después de ser derrotado pasó de ser país enemigo de EEUU, a ser considerado aliado.

Éste cambio se vivió en la política de dominancia de los militares gringos pasando de decisiones iniciales de subyugación a buscar deliberadamente transformarlo a país “desarrollado”.

Por ejemplo, el cambio radical de decisión de no desarticular los zaibatsus (conglomerados industriales como Nissan o Mitsubishi que vienen desde la era de samuráis), o la implementación de leyes laborales modernas, o el establecimiento del control de la economía para favorecer los conglomerados y el desarrollo industrial, entre otras. 

Pero el factor esencial de desarrollo, fue la decisión deliberada de EEUU de comprar la mayoría de producción japonesa, ya que al ser un país devastado no contaban con capacidad de compra, lo que a hoy en día ha determinado su política de comercio exterior, comprar materias primas (son extraordinariamente pobres en ellas), transformarlas y venderlas como productos de valor agregado.

Es de resaltar que la cultura japonesa de trabajo en equipo fue tierra fértil para las decisiones de la junta de Gobierno liderada por el General Douglas MacArthur.

Sin embargo, esta parte de la historia de Japón es ampliamente desconocida en nuestras tierras,  es el momento de decir: ¡Ya basta!, ¡No más comparaciones! Ellos tienen su propia historia, una historia en la cual ellos fueron “desarrollados” estratégicamente como freno a la Unión Soviética. Y, nosotros, ¡NO! 

No más comparaciones de las “ventajas” de los japoneses “sobre” los colombianos, o porque son ricos y nosotros no. Hemos vivido historias únicas e irrepetibles, nosotros somos infinitamente más ricos que ellos en muchas variables y ellos que nosotros en otras.

Es el momento de Creer en Colombia, en lo nuestro, en el Cesar. Construir sobre nuestras realidades, sobre nuestras riquezas, sobre nuestra ahuyama, de la que somos el mayor productor nacional, es momento de transformar y comercializar productos autóctonos con valor agregado, es momento de pasar de producir artesanalmente el vinagre criollo a industrializarlo, es el mejor momento de trabajar en el clúster de la música vallenata, con la producción industrializada que encadena nuestra cultura, darnos cuenta que contamos con escuelas de formación artística únicas a nivel mundial, y con 57 estudios de grabación en Valledupar.

Es el momento de decir y sentir: Yo Creo en el Cesar.

Punto sobre la íes: “Si la gente cree que el pasto es más verde del otro lado de la cerca; tal vez sea porque no han regado lo suficiente su propio prado” YCC

 

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