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Conspiraciones: ¿Como las brujas?

La investigación muestra que las teorías de conspiración tienden a surgir en relación con momentos de crisis en la sociedad, como ataques terroristas, cambios políticos rápidos o crisis económicas.  

Con la declaración en marzo de 2019, por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), surgió una teoría de conspiración que propuso que el coronavirus es en realidad un arma biológica diseñada por la CIA como una forma de librar la guerra contra China. Otros siguen convencidos de que los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos introdujeron el coronavirus como una forma de ganar dinero con las vacunas. La difusión de noticias falsas y teorías de la conspiración en torno al coronavirus es un problema tan importante que la OMS creó una página web de “cazadores de mitos” para tratar de abordarlos.

Las dudas e incertidumbre de salud pública generada por la pandemia también impactaron en la economía y la política, esta mezcla de factores se constituyeron en caldo de cultivo para la gestación de las teorías de conspiración médica, que tienen el poder de aumentar la desconfianza en los biológicos, diseñados para controlar la enfermedad. 

Los expertos han tenido que trabajar bastante para desmentir los mitos sobre las vacunas COVID-19. Se destacan mitos como: afectación de la fertilidad de una mujer, no necesitas la vacuna si tuviste COVID-19, los efectos secundarios de la vacuna COVID-19 son peligrosos, las vacunas tienen un microchip que rastreará y controlará a un individuo, el desarrollo de la vacuna COVID-19 se apresuró, por lo que puede que no sea eficaz y la vacuna COVID-19 puede alterar mi ADN. 

Un caso reciente de la teoría conspirativa tuvo lugar este año en Estados Unidos, a través del movimiento QAnon, partidarios del expresidente Trump, responsables de la invasión del Capitolio, que provocó cinco muertos e impidió por unas horas la certificación de la victoria electoral de Biden por parte del Congreso estadounidense el 6 de enero pasado. Dannagal Young, profesora en la Universidad de Delaware, explica que “para las personas que están totalmente involucradas con una teoría de la conspiración, cuando la predicción no se cumple no importa. A veces, en ese punto es donde la gente se compromete aún más fuertemente con la conspiración misma”.

A propósito del mito inherente al microchip que tienen las vacunas para rastrear y controlar a los individuos, el coronel Pedro Baños, autor del libro ‘El dominio mental: la geopolítica de la mente’, narra que “cualquiera diría que se ha normalizado una surveillance masiva, casi ya aceptada con resignación por la ciudadanía, por más que no la acabemos de comprender. Pero en realidad, en estos días de big data, macrodatos o datos a gran escala, deberíamos hablar con mayor propiedad de sousveillance. En contraste con la surveillance (que en francés e inglés puede traducir como vigilancia desde arriba), en la sousveillance (o vigilancia desde abajo) somos los individuos quienes principalmente aportamos información sobre nosotros mismos, de forma permanente, masiva e inconsciente”

Ante los mitos y la teoría conspirativa, la Real Academia Española admitió el término conspiranoia. Las conspiraciones vigentes con la aparición de la humanidad y se ha dicho que la pandemia actual no será la última, razón por la que el coronel Pedro Baños insta a entender y comprender el comportamiento político y geopolítico que se materializa en la rivalidad permanente por el control de la humanidad mediante el control sobre la mente de las personas. 

@LuchoDiaz12

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