Continuación; Mao Tse Tung es considerado referido a tal oprobio como el personaje histórico que causó más muertes en el siglo XX. No era que en la historia de la China no hubieran existido antes de él condenables actos criminosos y de opresión, pero no se había verificado nunca una violencia absolutamente deshumanizada. Si bien en la Rusia de Lenin fueron los obreros los que llevaron adelante como carne de cañón la revolución bolchevique, en la China serían los campesinos los protagonistas. Mao inventó y puso en práctica una macabra guerra entre facciones aldeanas, el enfrentamiento entre las ciudades y el campo, la persecución contra los intelectuales, como es el caso de la llamada revolución cultural de los años 60, paradójicamente contra la propia cultura.
Como nefando discípulo de Stalin, Mao no se contentó de haber aprendido y practicado las enseñanzas protervas recibidas de aquél respecto de los llamados “campos de reeducación”, según la perversidad de su maestro, sino que los refinó con los recursos que le proporcionaba su imaginación oriental.
La muerte de Mao ocurrida en el año 1976 pasó a significar un poco de alivio para el sufrido pueblo Chino, aunque no desapareció la violencia sistemática sobre los derechos humanos.
En 1.989 la causa universal de la libertad derribaba el oprobioso muro de Berlín que separaba las dos alemanias, la occidental libre y la oriental subyugada, y, sin embargo paradójicamente el gobierno comunista Chino no tuvo inconveniente en hacer caso omiso de ese signo de libertad y arremetió contra una caudalosa manifestación estudiantil que protestaba contra el régimen en la plaza de Tiananmén de la ciudad de Beijing, causando la muerte de más de mil personas.
Otro caso bochornoso de inaudita criminalidad la generó en Camboya el fatídico Pol Pot, sus rojos Khmer habían asesinado en la década de los 70 a un tercio de la población de Camboya.
Duros dramas inhumanos han padecido y aún padecen los habitantes de la Corea del Norte, país asimilado a propiedad privada de Kim Jong, nación supérstite del embeleco igualitarista, cuya triste condición comparte con Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Si tales son las largas y variadas experiencias históricas al respecto, por allí y por acá, cómo uno puede explicarse razonablemente que aún existen países, donde tales sistemas, abiertamente contrarios a la libertad del ejercicio de los derechos humanos fundamentales, sin embargo subsistan líderes políticos con esa misma vocación de poder nefasto y pueblos que apoyándolos no temen a esos excesos brutales? Quizá la desesperación social no redimida en que se encuentran sumidos puede ser la explicación de tal fenómeno.
Pues a redimirlos pronto mandatarios políticos bien intencionados ya que no hay tiempo que perder. Mientras más tarde sería peor. Es necesario que se constituyan mandatarios probos. Es necesario crear una fuerza espiritual política que crea en los valores fundamentales del ser humano, que los practique en su vida diaria y que los transmita de palabra y con sus obras a los gobernados para que éstos también aprendan a integrarlos en sus vidas a fin de que se ejemplaricen unas personas con otras hasta conformar una sociedad respetable por su justicia y solidaridad.
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