“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. San Juan 17,3.
Esta semana, hablando con alguien, al preguntar si había considerado la posibilidad de tener una relación personal con Dios, me respondió que si lo hacía, tendría que vivir una vida de privaciones y frustraciones por no poder alcanzar lo que deseaba. Decía: si yo me entrego a Cristo, ¿qué estilo de vida me espera?
Es lamentable que tengamos un concepto tan pobre acerca de Dios. La idea o el concepto que tengamos de Dios, puede determinar los deseos, la personalidad, las relaciones, la dirección y el estilo de vida que queramos tener. Por alguna ley secreta del alma, tendemos a movernos y actuar en consonancia con nuestra imagen mental de Dios. ¿Qué idea tienes de Dios? Lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en Dios, es la plataforma sobre la cual se sustentan nuestras vidas.
En el sentido práctico, reconocer el concepto que tenemos de Dios es sencillo, limitándonos a mirar nuestro propio estilo de vida; la forma en que vivimos y las decisiones que tomamos diariamente nos demuestran cómo son nuestros pensamientos acerca de Dios. Bien decía el salmista: “Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Semejantes a ellos son los que los hacen y todos los que en ellos confían”. Cuando se confía en ídolos, no se tiene ningún poder, porque ellos tampoco lo tienen, y nos intimidamos facilmente ante cualquier obstáculo.
La solución es fácil y tiene resultados aquí y en la eternidad. Dice Job: “vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz; y la prosperidad vendrá a ti”. Conocer a Dios como él es en realidad, es una maravillosa aventura que cambia totalmente el sentido de la vida.
Amados amigos lectores, ¿cómo empezar a conocer a Dios para que nuestro estilo de vida pueda reflejar su gloria de un modo fidedigno? El punto de partida es considerar seriamente lo que él dice de sí mismo en las Escrituras: ¡Dios es todo lo que él dice que es y hace todo lo que él dice que hace! Permitamos entonces, que el sentido de las Escrituras pueda moldear y condicionar las experiencias y conductas del diario caminar; con la certeza de que Dios es bueno, fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él confían.
Una vez que permitamos que Dios se nos revele a través de su palabra, las diversas experiencias de la vida, confirmarán lo que hemos leido. Debemos si, evaluar todas las experiencias cotidianas a la luz de la Palabra de Dios, como umbral rector de la vida misma y autoridad suprema y final de todas aquellas cosas que contiene. No saquemos conclusiones ni tomemos decisiones apoyados solamente en el pensamiento humano; sino abramos un espacio a la dirección y revelación de Dios en nuestros asuntos por pequeños que sean, para que nos vaya bien y gocemos de su compañerismo.
El conocimiento de un Dios bueno, generoso, amoroso y lleno de cuidados y detalles, puede darle a nuestras vidas, todo el sentido y la dirección que tanto hemos anhelado.
Mi invitación de hoy es que busquemos un lugar donde se exalte a Cristo y se predique su palabra, un lugar en donde se pueda aprender a conocer a Dios. ¡Vale la pena amar y conocer a Dios, lo garantizo! Abrazos y muchas bendiciones en Cristo.