Está claro: los estados de excepción se trasuntan en un acto político que le corresponde autónomamente adoptar al Gobierno. Tienen como propósito inexcusable e impostergable el mantenimiento del orden público y la responsabilidad de su restablecimiento cuando ha sido alterado o perturbado.
Uno de los estados de excepción es el de conmoción interior, que ocurre en caso de grave perturbación al orden público que atente de manera inminente contra la estabilidad institucional, la seguridad del Estado, la convivencia ciudadana, y que no pueda ser evitada mediante el uso de las atribuciones ordinarias de las autoridades de Policía. Así, el presidente de la República, con la firma de todos los ministros puede declarar el estado de conmoción interior en toda la República o parte de ella, por un término no mayor a 90 días, prorrogable hasta por dos periodos iguales, el segundo de los cuales requiere concepto previo favorable del Senado de la República.
Los decretos legislativos que dicte el Gobierno pueden suspender las leyes incompatibles con el estado de conmoción y dejan de regir tan pronto como se declare restablecido el orden público. El Gobierno nacional puede prorrogar su vigencia hasta por 90 días (artículos 213-214 de la Constitución Política).
El presidente Duque ha emitido instrucciones para la conservación y restablecimiento del orden público, en estas partes de la patria: Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Huila, Norte de Santander, Putumayo, Caquetá y Risaralda, a los alcaldes del Distrito especial, deportivo, cultural, turístico, empresarial y de servicios de Cali; del Distrito especial, industrial, portuario, biodiverso y ecoturístico de Buenaventura; de los municipios de Pasto, Ipiales, Popayán, Yumbo, Buga, Palmira, Bucaramanga, Pereira, Madrid, Facatativá y Neiva, sin incluir el distrito judicial de Bogotá. Se procura la convivencia social y la tranquilidad pública.
Las medidas adoptadas por el Gobierno nacional de militalizar zonas son constitucionalmente válidas pero no suficientes. La orden de enviar entre siete y ocho mil soldados para desbloquear esos sectores de Colombia será efectiva y eficaz. Hay que esforzarse por el desbloqueo y sistemáticamente mantenerse en ello. Estábamos con los pantalones abajo pero el presidente Duque empieza a reaccionar con perrenque. Esto es duro.
Los sectores de Colombia arriba aludidos están paralizados, las carreteras tomadas por delincuentes, por terroristas, las ciudades incendiadas por quienes pretenden imponer sus razones por las vías de hecho. Son momentos difíciles y demoledoramente trágicos.
Los bloqueos, ataques a la fuerza pública, a los bienes públicos y privados han sido planeados para mantenerlos sostenidamente y empatarlos con el año de elecciones. Los ataques cibernéticos provenientes de todo el mundo no son improvisados. La agresividad ha sido sistemática, salieron a decir por todo el mundo que eran marchas pacíficas y que la reacción estatal era brutal.
Por fin la canciller Marta Lucía Ramírez visitó a EEUU. y empezó a exhibir miles de videos, pruebas digitales, ha realizado un monton de reuniones con empresarios, con políticos, medios y ha acreditado que la orquestada publicidad negativa no es así. La repuesta: ha obtenido donaciones en dinero y un buen número de carros antimotines.
Hay que escuchar a los que respetan las reglas democráticas. Tienen derecho a protestar, gritar, vociferar, indignarse ante la injusticia social, pero en el marco de la civilidad, de la tolerancia, rechazando la violencia y las agresividades de todos los extremos y de beligerantes sectores de la sociedad. La sociedad toda tiene que reaccionar ante los embates de quienes nos tienen divididos y polarizados. El Gobierno tiene la capacidad para ordenar la casa, ejerciendo autoridad con la tropa social. Nada más pero nada menos.