Por supuesto que los congresistas Didier Lobo y Carlos Felipe Quintero, de Cambio Radical y el Partido Liberal, iban a negar en la radio que la decisión de escoger a Elvia Milena Sanjuan a la Gobernación del Cesar era una imposición de la casa Gnecco Monsalvo.
Faltó la entrevista a José Alfredo Gnecco, Eliécer Salazar, Ape Cuello y Libardo Cruz, que representan a todos los parlamentarios del departamento que se han unido en una especie de hegemonía sin disidencia para apoyarse mutuamente y seguir bajo la égida de conveniencia del reparto de puestos, contratos, órganos de control, alcaldías , diputados o concejales más las llamadas coimas (la forma clásica de robarle el dinero a las obras y servicios y a toda la gente) para su enriquecimiento personal o la financiación de esas empresas electorales que enturbian nuestra democracia.
Los congresistas no podían decir otra cosa, pero todo mundo sabe que la férula de la ‘Casa de Gobierno’ les impuso a la candidata de su conveniencia, aquella que se les compromete a proteger su clientela, sus contratos y especialmente a sus contratistas de obra, que son los financiadores de las campañas políticas; cuando no es que se ha colocado el dinero oficial al servicio de la actividad proselitista.
¿Alguno de ellos es conocido por hacer una sola denuncia por la malversación de los dineros públicos? ¿Cuándo? Ninguno ha adelantado una campaña por la moralidad y la transparencia, ninguno se ha escandalizado por los sobrecostos de las obras.
Somos un medio de comunicación abierto para denunciar la actuación de los funcionarios públicos, para proteger a la comunidad; que las obras tengan el mayor impacto, beneficio y dimensión al menor costo para el Estado (que los constituimos todos los contribuyentes) y no los hemos visto en esa tarea. Por el contrario, es más, han patrocinado en nuestro territorio contralores propios que no ven ni entienden y cuando alzan la voz al poco tiempo el dolor de garganta no los deja hablar.
Qué no decir de los órganos de control nacionales en que los funcionarios tienen la dirigida designación desde casas políticas y registran tal influencia que su actividad en el departamento se queda corta. Tampoco sus dirigentes en concejos y la Asamblea Departamental suelen hacer control político eficaz, y solo manifiestan diferencia, respecto al buen uso del recurso, cuando tienen una disputa por el pastel local.
Entonces esos falsos profetas operan al unísono para repartirse la tajada y no les da pena como no les dio ayer ante Julio Sánchez Cristo y Juan Pablo Calvás, periodistas de la reconocida W Radio, que no podían contener la risa al escucharles que a nosotros no nos imponen una candidata, sino que “la concertamos”.
El pueblo de Valledupar y del Cesar, con pleno conocimiento y sin recomendarles de nuestra parte candidatos, tendrá sus preferencias este domingo de elecciones, y podrá, a pesar del descomunal dinero que corre, votar libremente, o se atendrá a esta clase política dirigente que ha pisoteado el sueño original de hacer del Cesar un departamento modelo de Colombia.