Los límites son mentales
“¿Tati qué te habías hecho?, porque ya no te vemos”, es la frase que más escuché este 2015 en los diferentes escenarios a los que asistí para realizar mi trabajo como periodista de EL PILÓN, en una transición que hice valientemente al dejar de presentar deportes en un noticiero local de televisión, para sumergirme de lleno en el mágico mundo del periodismo escrito. Mi primera confesión tiene que ver con ese cinco de enero, cuando llegué por primera vez a trabajar en el periódico con mucha ansiedad, pero con las mismas ganas de aprender y transmitir a través de mis letras no solo el hecho noticioso, sino hacerlo de manera diferente, con mi propio estilo, uno que quizás a algunos no les gustaría, y en eso precisamente radicaba mi pánico de hace años, el que me hizo pensar que nunca trabajaría para un medio escrito.
En mis primeras páginas escribí sobre deportes, ¡claro, estaba en mi zona de confort! Algo que se puede relacionar con la vida y los problemas que a diario se le presentan a una persona por no sujetarse al cambio, y como todo ser humano me mantenía en ese cuarto cerrado con el mismo ‘queso’. Uno que por cuestiones de la vida y por iniciativa de otra persona que creyó más en mí se movió. Fue allí, cuando realmente empecé a descubrir la pasión de escribir, el valor de enfrentarme a lo desconocido y entender que lo que temía no existía y que solo estaba en mi cabeza. Después de eso publicaron mis páginas de noticias generales, temas del día, tendencias y hasta artículos que generaron polémica por meterme en la subjetividad humana (infidelidad, la muerte, prostitución).
Las limitaciones son mentales, y lo puedo decir con toda la certeza como cual pájaro sobrevuela una zona para asegurarse de que no hay peligro. Es una de esas cosas que nadie puede hacer por ti, es el miedo que debes vencer para seguir adelante y al final, sentirte victorioso.
Al entender lo anterior pude ser libre, durante este año me moví entre sonrisas alegres por deportistas que cosechaban triunfos y estrenaban escenarios, los rostros de decepción y tristeza de los atletas del Cesar por no tener uno propio donde entrenar, y cuando se creía que no había nada peor, el llanto de los niños de las selecciones de fútbol que después de meses de entrenar se quedaron con las maletas listas porque no habían recursos para el viaje.
Otro de los hechos que recuerdo con nostalgia le sucedió a la Selección Juvenil de Fútbol que representaba a este departamento en los Juegos Deportivos Nacionales. En plena semifinal y luego de luchar contra los obstáculos de la liga, la falta de recursos y el trabajar con las uñas, tuvieron que soportar ser eliminados por otro error de los dirigentes. El desespero de unos padres de familia que llamaban con ansiedad para buscar ayuda y encontrar la forma de que sus hijos compitan en eventos, entre otros.
Pero no todo fue tristeza, este año acompañé a mi amada Selección Colombia a dos de sus partidos en la Eliminatoria rumbo al Mundial de Rusia 2018. Una victoria ante Perú y una derrota ante Argentina, que al final dejó un gran aprendizaje… Pero no olvidaré ese 8 de octubre, en el que después de la victoria sobre los incas (2-0) el técnico José Néstor Pékerman respondió una de mis preguntas sobre el compromiso. Ese día, no solo el nombre de la periodista se escuchó a nivel internacional, sino además el nombre de este medio. Se sintió reconfortante escuchar y leer cientos de mensajes que provenían desde muchos rincones del país y de familiares en el extranjero.
Una gran experiencia me dejó ‘Así es una noche de prostitución en Valledupar’, que salió después de un trabajo de campo hasta la madrugada. En ese periodo acompañé a las autoridades locales para observar cómo eran los operativos en diferentes sitios nocturnos de Valledupar para establecer si había menores de edad en la red de prostitución. Confieso que en medio de esa redada, sorprendí a una mujer que conozco muy bien en uno de esos sitios. Cuando me vio, sus lágrimas salieron junto con las decenas de explicaciones argumentando el motivo por el cual ingresó a ese mundo. Incluso tiempo después vi a las mismas mujeres venezolanas de las que hablé en el artículo, paseando por las calles de Valledupar luego de haber sido deportadas por trabajar sexualmente aquí. Fue una de las notas más leídas ese mes, me gustó explorar otras áreas y escribir sobre ello.
No todo lo amarillista vende y eso me enseñó la nota sobre los dos jóvenes con Síndrome de Down que fueron contratados este año en Valledupar. Un gesto muy bonito que fue exaltado hasta por ciudadanos de otros países. Así me lo hizo saber Elena Diez de Madrid, España, a través de un email que aún conservo en mi buzón.
P.D: Hay que creer para crear. Sí lo deseas y lo sueñas, ve por ello. Todo lo que necesitas está dentro de ti. Feliz año nuevo y las mejores energías para nuestros lectores.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
Tatiana.orozco@elpilon.com.co