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Cóndor y oso andino, dos especies para preservar y proteger desde el Cesar

Según estadísticas del Ministerio de Ambiente, la población de cóndores en Colombia no supera los 180 ejemplares y los mantenidos en cautiverio sus edades oscilan entre 34 y 72 años de edad.

El cóndor y el oso andino gozan de especial relevancia en cuanto a conservación, porque a través de ellos se preservarían las demás especies y zonas estratégicas, especialmente en la Sierra Nevada de Santa Marta y la serranía de Perijá.

El trabajo no es fácil, al ser unas especies en peligro de extinción, que en muchas ocasiones son presa fácil para las comunidades asentadas en páramos de la zona alta montañosa de departamentos como Cesar, La Guajira y Magdalena.

La imagen del cóndor está plasmada en los escudos de diversos países suramericanos que lo consideran un emblema nacional. Y el oso andino, conocido también como oso de anteojos, es el único nativo de Suramérica.

El cóndor tiene registro en tres departamentos: La Guajira, Magdalena y Cesar, y se distribuye en la Sierra Nevada de Santa Marta, y en la cordillera Oriental, específicamente en el sistema montañoso de la serranía de Perijá.

“Las acciones de conservación para estas especies no han tenido la continuidad que se debiera. Aunque hay algunos estudios básicos desarrollados en años anteriores, todavía no conocemos el estado de las poblaciones de cóndor andino en la costa norte de Colombia.

Las poblaciones de cóndor ubicadas en la serranía de Perijá y la Sierra de Nevada son las únicas poblaciones nativas, con mejor condición en todo el territorio colombiano, la demás poblaciones en el país han sido introducidas”, dijo el director de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar, Edgar Patiño Flórez.

Las acciones hasta el momento se han orientado del estado de las poblaciones y de manera fragmentada, pero no hay conocimiento del tamaño, el radio de distribución que tienen los individuos, y obviamente, se conoce muy poco sobre la biología reproductiva para estas poblaciones.

“La función desde el punto de vista ecológico de los cóndores es constituir un control de animales en descomposición y evitar que la proliferación de bacterias, virus, derivadas de la degradación de ciertas carnes pueda llegarse a constituir en nicho de nuevas enfermedades para los ecosistemas o poblaciones humanos. Son los que limpian la carroña y son recolectores de cadáveres en el medio natural. Es muy importante porque garantiza la salud ecosistémica, porque retira esos animales que podrían dar un tipo de desventaja a los ecosistemas”, indica Patiño Flórez.

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Un caso reciente con respecto a cóndores se produjo debido a una intoxicación con un plaguicida tóxico, que terminó en la muerte de dos de estas aves en enero pasado, en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Después del análisis de los contenidos estomacales obtenidos en la necropsia a las aves, hecha por expertos del Instituto Alexander Von Humboldt, con el apoyo del Laboratorio de Ecotoxicología de la Universidad de Cartagena, se determinó que la causa de la muerte fue “intoxicación por la ingestión de trozos de carne contaminada con carbofuranos”.

Los dos cóndores fueron encontrados muertos en enero pasado, en inmediaciones del páramo La Cebolleta, en la cuenca del río Sevilla, Magdalena.

“La relación de comunidades campesinas e indígenas, en la actualidad no se puede hablar de que exista un conflicto. El cóndor ha entrado en una visión como de protección dada la importancia insignia y el conocimiento que tienen los lugareños. No quiere decir que en ocasiones no sea afectado, no porque exista un conflicto, sino por malas prácticas de las comunidades asentadas en zonas donde predomina el cóndor, que son en los páramos”, recalcó el director de la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar.

De los casi 150 cóndores que actualmente se calculan en Colombia, unos 120 individuos están presentes en la Sierra Nevada de Santa Marta, el resto ha migrado.

Dentro del proyecto Red de Fauna se le quiere dar continuidad a las acciones de conservación del cóndor andino. De la mano de organizaciones especializadas en el manejo de poblaciones y basado en experiencias en otros territorios están construyendo el diagnóstico de las poblaciones actuales de cóndor y desde el año pasado en la construcción de acuerdos para la conservación con las comunidades asentadas en los dos ecosistemas. Inicialmente se trabajará con la serranía de Perijá. El próximo año en la Sierra Nevada, y lo más importante, es que se tiene contemplado trabajar con los mismos grupos de gestión que trabajan para Corpoguajira, lo que permite aunar esfuerzos y ser más eficientes en el proceso.

La conservación de ellos está incluida en el proceso de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, que a través de la Red de Fauna y Flora Silvestre aplica una estrategia que ayude a preservar y a concientizar a las comunidades.

Oso andino, caso especial

Gracias a la utilización de cámaras trampas y la información de personas, la Red de Fauna y Flora Silvestre del Cesar ha tenido evidencias directas y fotografías actuales del oso andino es la serranía de Perijá. El paso se dio en el área de La Victoria de San Isidro (La Jagua de Ibirico) y el corregimiento de Estados Unidos, en Becerril.

“El oso andino, a diferencia del cóndor, ha tenido una gestión un poco más eficiente. De la mano de la Fundación Wii durante dos años, se hicieron algunos trabajos interesantes, los cuales permitieron acercarnos a las relaciones de las comunidades campesinas e indígenas con el oso en la serranía del Perijá”, explicó Edgar Patiño.

Corpocesar ha diseñado programas de conservación de especies como el oso andino (tremarctos ornatus), el cóndor (vultur gryphus) y el paujil (crax daubentoni, Pauxi pauxi y Crax Alberti), en la serranía de Perijá y Sierra Nevada de Santa Marta. Solo en el Parque Natural Regional Serranía de Perijá se tienen identificadas 63 especies endémicas, por lo que en el departamento es muy probable que sobrepasen las 150.

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“En la actualidad la Red de Fauna se encuentra en proceso de construcción, de manera simultánea, con el cóndor andino, de acuerdos para la protección de las dos especies. Pero ya no dependiendo de la implementación de cultivos o procesos que generen demasiados costos en su implementación, que en ocasiones se hace muy difícil, sino más bien en la generación de procesos endógenos y capacitación de las capacidades principalmente entorno a servicios que puedan prestar las comunidades”.

La Red de Fauna tiene como prioridad la importancia del oso y el cóndor andino, que se vislumbra desde el punto de vista de la conservación, porque son especies que por su condición tienen valores patrios y culturales, especialmente ambientales.

Uno de los aliados para el Cesar es la Fundación Wii, que viene trabajando en establecer bases conceptuales y prácticas de la investigación del oso andino. La especie fue identificada en los municipios de Manaure, La Paz, Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico, Curumaní, Pailitas, Pelaya, Aguachica y San Alberto, estribaciones de la serranía de Perijá. Pero es más común que en Manaure y La Paz se puedan ver porque migran de Venezuela al Parque Nacional Natural Perijá.

Cabe destacar que el 21 de febrero el país celebra el Día Internacional de la Protección de los Osos, gracias a que desde el 2001 el Ministerio de Ambiente tiene en marcha el Programa Nacional para la Conservación en Colombia del Oso Andino, bajo la formulación de cinco líneas de acción, con metas y actividades claras, que son actualmente el punto de referencia que guía el proceder de las Autoridades Ambientales Regionales.

Características

La Fundación Wii indica que el oso de anteojos (oso andino) es el único oso de América del Sur y único de su género con vida. Llegan a medir entre 1,30 metros (hembra) y 1,90 metros (macho) y pesar entre 80 kilogramos (hembra) y 125 (macho). Con el paso del tiempo la especie es más pequeña, actualmente es común encontrar osos de 1,50 metros, cuando originalmente se encontraban ejemplares de 1,80 metros.

Su pelaje es de un color negro y café negruzco uniforme y áspero, tiene un hocico de color café claro o blanco con manchas blanquecinas casi crema, que suelen rodear los ojos, la nariz, la boca y llegar hasta el pecho, esta mancha varía entre los individuos. Tienen cinco dedos, con garras largas y curvas no retráctiles, en la planta de sus patas tienen pelos entre los dedos, los cuales le permiten trepar los árboles.

Se distribuyen a través de la cordillera de los Andes, viviendo en zonas frías, desiertos costeros, bosques y paramos. Principalmente vive en los bosques húmedos de los Andes se encuentra en la región Andina de Colombia. Habita entre los 800 y 3.800 metros sobre el nivel del mar, aunque se les ha encontrado a 4.750 metros.

Es un animal omnívoro aunque en su mayoría es herbívoro; también suele alimentarse de insectos, peces y huevos. Suelen bajar las montañas e ir hacia los desiertos para comer cactus, sapote y troncos de pasallo.

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Son animales solitarios, diurnos, que les gusta trepar árboles para conseguir alimento. Suelen marcar el camino por el que han ido con rasguños y olores creando senderos para saber por dónde devolverse.

Sus patas planas les permiten ponerse en sus dos patas traseras al igual que otros osos, esto con el fin de observar su alrededor y subir más fácilmente a los árboles. También, si se siente en peligro se levanta en sus patas posteriores y eriza su pelo para mostrar mayor poder y masa muscular.

Los osos de anteojos únicamente se unen para la reproducción normalmente entre abril y junio, el periodo de gestación es de seis a ocho meses, la hembra pare una cría aunque en ocasiones puede tener de dos a cuatro, el osezno normalmente nace con los ojos cerrados y está con su madre durante ocho meses, pero no pueden irse solos hasta el año y medio.

Categories: Medio Ambiente
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