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Con grandes retos y mucha expectativa arranca la era Petro

Un día histórico vivió Colombia este 7 de agosto con la posesión de Gustavo Petro Urrego como presidente de la República de Colombia 2022-2026. En un acto masivo en la plaza de Bolívar, en Bogotá, Petro se juramentó ante el presidente del Congreso de la República, Roy Barrera., y su vez tomó el juramento como vicepresidenta de la República a Francia Elena Márquez Mina. Esta vez llega a la Casa de Nariño un economista, quien fuera integrante de una organización armada: el Movimiento M-19.


La transición de gobierno del pasado domingo es un reto para la democracia, compromiso que deberá liderar el mismo Gustavo Petro y todo su equipo de gobierno: demostrar que estamos en una democracia madura, tolerante, incluyente y humanista, como lo establecen los principios de la Constitución de 1991, en cuya gestación y redacción participó el mismo M-19.


Petro y Márquez tendrán que demostrar capacidad de liderazgo político para adelantar, ante el Congreso de la República, las múltiples reformas que requiere el país. Uno de esos retos es la reforma tributaria, que le permita al Estado resolver la compleja situación de las finanzas públicas, pero también lograr los millonarios recursos que hoy demandan miles de familias en todo el territorio nacional, principalmente en las regiones más apartadas.


Petro ha anunciado un gobierno con la mirada puesta en lo social, en la equidad social, pero también en la necesaria equidad regional. Anunció Petro Urrego, ante el legislativo en pleno, y ante el pueblo, según sus propias palabras, un decálogo de gobierno; un gobierno de puertas abiertas y de dialogo nacional.

Un gobierno preocupado también por la paz total. Preocupado también por el problema del cambio climático, y la transición energética. Decálogo que incluye una política de promoción y defensa de los derechos humanos, de políticas sociales incluyentes, con énfasis en las mujeres cabeza de hogar, en los jóvenes, en las comunidades indígenas, afro y campesinas.


Igualmente, inmenso es el reto del Congreso de la República que asumió el pasado 20 de julio. Las fuerzas políticas, representadas en ese nuevo Congreso, tendrán que estar a la altura para debatir esas reformas necesarias, mejorarlas, a partir de los proyectos del ejecutivo, pero también, a las que les corresponde, ejercer una oposición constructiva y patriótica. Gran reto tanto para los partidos y movimientos del gobierno de la coalición del Pacto Histórico, como también la de aquellos que han decidido declararse como independientes o de oposición.


Las regiones, como la Costa Atlántica y el Cesar, en particular, esperan mucho de la administración Petro-Márquez, de estos cuatro años de gobierno diferente, más cercano al pueblo que los de las décadas recientes; también la comunidad internacional espera mucho del sistema democrático colombiano, que con la transición del pasado domingo confirmará que, sin lugar a dudas, la violencia no es el camino para buscar el cambio y adelantar la controversia política. Buen viento y buena mar al gobierno del Pacto Histórico y del Acuerdo Nacional, que se inicia con Gustavo Petro y Francia Márquez.

Categories: Editorial
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