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Con dulzura

Hace mucho rato cuando todavía había mentalidad esclavista y profundas diferencias sociales, la exclamación pendeja de “usted no sabe quien soy yo”, dicha en forma altanera y humillante, tenía resultados positivos, y yo pude ver en muchas oportunidades a muchachos maleducados, alzados y engreídos faltarles al respeto a las autoridades, porque habían osado llamarles la atención desconociendo quienes eran ellos, amparados por unos padres poderosos y equivocados que nada más tenían que llamar a los coroneles, capitanes o tenientes para no hablar de los pobres inspectores para que en forma inmediata dieran la orden de dejar eso así y toda acababa sin pasar nada.

Hoy es distinto, pues el más humilde representante de las fuerzas del orden es capaz de contradecir a sus superiores y manifestarle su desacuerdo, formando un lión en el cual el superior sale siempre mal librado y más cuando es el propio Presidente quien da la orden de llevar a la policía a quien utilice este sistema soberbio y estúpido.

Hay muchas maneras de defenderse, sin violencia, con dulzura cuando se ha metido la pata, hay muchas formas de decir “¿usted no sabe quien soy yo? o ¿usted no sabe con quién se ha metido”?, sin ofender, ridiculizar o pordebajiar a los agentes, policía o tránsito que es donde más se presentan estas situaciones y lo peor es alzarse y ofender y menos cuando se está borracho que uno no raciocina y se vuelve un animal que se cree dueño de la verdad.

Con esta frase, tan de moda hoy en día, recordé una anécdota: siendo director de Tránsito algunos vecinos de Los Venados y amigos entrañables como ‘Chema’ García, ‘El Combe’ y Franco fueron a mi oficina para pedirme que mandara una comisión de agentes para que les atesara las tuercas a un poco de muchachos que exponían su vida y la de los demás en el nuevo ramal pavimentado, corriendo a grandes velocidades sin tener pases ni experiencia y casi todos menores de edad. Mandé al jefe de apellido Zabaleta, un hombre jodido y fregao, con tres agentes más y al entrar a Los Venados, tierra del inolvidable hombre público Luis Rodríguez Valera y de mi tío ‘Goyo’ Maestre, se encontraron con una camioneta Dodge vieja, de carrocería, que traía una novilla para matarla y de una le pidieron el pase al conductor (ganas de otra cosa, pues no iban autorizados para ello), quien a pesar de lo acalorado, cansado y aburrido que venía en forma ficticia sonrió y con dulzura sacó la cédula y se la entregó a Zabaleta, quien en forma severa le dijo: le estoy solicitando el pase, no la cédula, sin embargo el chofer insistió en mostrarle la cédula, causándole molestia y le repitió ya un poco acalorado que quería el pase y no la cédula, y entonces el cansado chofer le dijo: “oiga hermanito, yo vengo es muerto de hambre y sed, sudao y con dolor de cabeza con ese animal que dio mucha lidia para montarla, porque es cimarrona y tengo que matarla y pesarla para llevarle la comida a la mujer y a los hijos y no tengo pase y le he mostrado la cédula para que la lea y vea como me llamo y si algo le dice mi nombre”, y se la entregó de nuevo y Zabaleta leyó: Buenaventura Aponte Martínez y enseguida le dijo, oiga señor Aponte, cuide a su hermano, vaya y saque el pase que le queda muy fácil. Siga.

Buena, ‘El Bueno’ fue mi tío predilecto, a veces nuestro hermano y siempre mi mejor amigo, pues por mucho tiempo convivió con nosotros bajo el mismo techo y fue el hermano predilecto y protegido de mi papá.
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Siguen los huecos de la novena y los de las calles 10 y 11 entre novena y sexta, señor Secretario de Obras Públicas a usted no le molesta que yo moleste al señor Alcalde con esta cantaleta.

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