Para ser sinceros el texto del acuerdo es en principio intimidante, tantas páginas advierten una lectura aburrida, pantanosa o confusa; sin embargo, a medida que navego en el cuadernillo entiendo el gran paso que podemos dar como sociedad en la exploración de alternativas que permitan el fin del conflicto por lo menos en lo que se refiere a las Farc-EP. Este podría ser el combustible para propiciar un armisticio con el Eln, así como puede considerarse el proceso con los paramilitares un modelo que se tuvo en cuenta para el acuerdo que hoy se encuentra en estudio por los colombianos.
El punto número 2 del acuerdo, cuyo título es ‘Participación Política’, es el que más irrita a quienes se oponen al proceso de paz con la guerrilla de ‘Tirofijo’, consideran los inmaculados promotores del NO que concederles semejante derecho es un premio que desconoce los crímenes cometidos por los farianos; a mi modo de ver cualquier oferta que contribuya al desmonte de la guerra es una oferta merecida, al leer el acuerdo podemos encontrar puntos de un gran valor que indican que los delegados liderados por Iván Márquez sin declararse derrotados en La Habana aceptan la autoridad del Estado colombiano y de su glorioso ejército, líneas que jamás serán recitadas en voz alta por los radicales que niegan una opción de reconciliación en Colombia.
Observando el punto 3.4.1, lo más llamativo es que la guerrilla se compromete “asegurar el monopolio legítimo de la fuerza y del uso de las armas por parte del Estado en todo el territorio…”; que las Farc reconozcan al Estado Colombiano como el único que en su territorio puede y debe tener el monopolio de las armas no es otra cosa que la bandera blanca que sostienen desde las montañas cada guerrillero en señal incontrovertible que ya no desean empuñarlas justificando una lucha política, que el compromiso de respetar los derechos fundamentales de cada persona solo será una realidad cuando dejen a un lado sus armas y se les permita reincorporarse a una vida en la que puedan participar en las decisiones importantes de nuestra Nación.
Pero incluye este punto otros tantos aspectos que usan los políticos para divagar más en propuestas tontas que demuestran que no han leído en su integridad el acuerdo, en el aparte 3.2.2.5 encontrarán la forma como se garantizará que los menores reclutados puedan abandonar la guerrilla priorizando el objetivo de su reagrupación familiar cuando ello sea posible, así como la ubicación definitiva en sus comunidades de origen.
También se establece un sistema de rendición de cuentas de cada medida que haga parte del acuerdo con la finalidad de lograr el fin del conflicto con las Farc- EP, mecanismos que en la práctica determinará el éxito de todo el proceso. El seguimiento y divulgación de los avances o retrocesos del proceso proporciona elementos para implementar las correcciones que se deban hacer en caso de ser necesario, además un mecanismo de rendición de cuentas es muestra clara que nada estará oculto ante nuestros ojos.
Aunque manifiesto sin dejar de apoyar el punto 2, que en lo que se llama la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad entre todas las instituciones que la conforman, faltó la Procuraduría General de la Nación siendo su deber constitucional proteger los derecho humanos y asegurar su efectividad como lo contempla el Artículo 277 de nuestra Carta Magna; en este mundo de suspicacias se podría decir que fue una señal teniendo como destinatario particular el señor Alejandro Ordoñez, pero la animadversión que pueda provocar la actual cabeza del Ministerio Público no puede traer como consecuencia el trato despectivo de las instituciones, porque si debemos esperar un resultado de este acuerdo es el fortalecimiento de cada una de ellas como vehículos que nos conduzcan a una convivencia pacífica después de tantos años.