Ser competitivo es lo de hoy, haber logrado una maestría o un doctorado en la formación profesional, te hace más competitivo, las empresas son más competitivas, cuando obtienen un mayor grado de satisfacción en sus clientes. El mercado laboral en general gira en torno a las competencias, que no es otra cosa, que la aptitud, pericia, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto.
Ahora bien, las competencias en el mundo moderno de hoy se clasifican en blandas y duras, las duras, son las que tienen que ver con la formación profesional, y en este orden de ideas tenemos por ejemplo, el estudio de pregrado. Pero también están las competencias blandas, tan importantes como las duras, y que tienen que ver con la actitud, podríamos mencionar por ejemplo el positivismo, sentido de pertenencia y la facilidad para adaptarse al cambio. Aunque parezca mentira es esta última, la más difícil de todas, pues nuestra cuesta mucho salir de su zona de confort, y es por ello que, normalmente introducir modificaciones substanciales generan traumatismos en la actividad personal, laboral y social, pues lo obvio es que haya resistencia a los procesos de cambio.
En materia de salud pública, siempre será más barato prevenir que curar, ejemplo de ello lo tenemos en la erradicación de criaderos de vectores transmisores de enfermedades como el dengue, zika o chihungunya entre otras, no obstante nuestro Sistema General de Salud, parece priorizar la atención médica del paciente. Pocos son los esfuerzos dirigidos a evitar las enfermedades, y es por ello que resulta onerosa. Se recomienda adelgazar, comer sano, hacer ejercicio, como hábitos saludables, pero no conozco la primera EPS que incluya dentro de su portafolio de servicios un Gimnasio al que puedan concurrir sus afiliados. Se requiere pues, un cambio de mentalidad en eses sentido, y es justamente a través de las competencias blandas que se pueden obtener, pues mientras no se modifique el paradigma, todo seguirá igual, o peor.
Nuestra modernidad nos somete constantemente a cambios, que irrumpen en nuestra vida, sin pedir permiso, la tecnología es quizá el mejor ejemplo, de tal suerte que nos hemos habituado tanto a ella, que resulta difícil imaginarnos la vida, en el pasado reciente, cuando no existían los computadores, las tabletas o celulares. Pues bien, el futuro demanda un trabajador con una actitud positiva que haga posible, reinventarse, apropiándose de los nuevos conocimientos, que redundaran en beneficios personales y laborales. Solo quienes logren desarrollar estas competencias, subsistirán en el mercado laboral. darioarregoces@hotmail.com