Según el Primer Índice de Progreso Social aplicado a ciudades (IPS Ciudades) en Colombia en septiembre de 2015, con información recabada por la Red de Ciudades Como Vamos entre 2009 y 2014, las diez ciudades evaluadas en las cuales vive el 40 % de la población colombiana, tienen un IPS promedio de 64.0 (sobre 100). Este puntaje significa que apenas están transitando hacia niveles “medio-altos” de progreso social. Las diferencias territoriales son marcadas: mientras las ciudades de la región andina (Manizales, Medellín y Bogotá), con un IPS promedio de 72.8, se encuentran en tránsito hacia niveles “altos” de progreso social, las ciudades del Caribe (Barranquilla, Cartagena y Valledupar), con un IPS promedio de 55.3, se encuentran apenas en el umbral de niveles de progreso social “medio-bajos”. Sólo Pereira, solitaria en el medio de la tabla, presenta un puntaje cercano al promedio.
Este Índice es un aporte serio para medir el progreso de las ciudades en relación a los Objetivos de Desarrollo Sustentables impulsados por las Naciones Unidas hacia el 2030, promovido por la Red de Progreso Social Colombia. Información que traemos a colación porque son muchas las preguntas y las observaciones que hace nuestra audiencia sobre la situación de Valledupar, donde existen problemas con los servicios públicos, con la movilidad y la seguridad, entre otros componentes.
Hoy tomamos el tema de la seguridad porque es una de las debilidades, especialmente en esta época que se avecina de fin de Navidad y fin de año. Nuestras páginas judiciales dan cuenta diariamente de los numerosos casos de atracos, de asaltos a viviendas, de inseguridad en general. Pero también está el tema del desempleo que en el último trimestre aumentó casi cinco puntos frente a la media nacional. La ciudad se sumerge en una zona gris, casi pasando a negra.
El progreso social se mira por la calidad de vida, y en Valledupar las mayores carencias para el bienestar humano se encuentran en la dimensión de Oportunidades, por eso los desafíos son especialmente importantes en materia de Tolerancia e Inclusión, que mide la capacidad de convivencia, y de Derechos Personales, que mide la participación política, la organización cívica y la movilidad urbana.
Esta temporada es una prueba importante para las autoridades que deben enviar un mensaje diferente a la ciudadanía, que hoy está preocupada por la inseguridad, los deficientes servicios públicos, especialmente el de agua potable, el empleo y la movilidad. La comunidad espera que pase algo extraordinario antes de terminar el año, que impulse la esperanza y la motive a creer en sus autoridades y gobernantes. ¿Cómo vamos?