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Cómo responder al COVID_19

La Fundación Bill y Melinda Gates hace las siguientes recomendaciones.

En cualquier crisis, los líderes tienen dos responsabilidades igualmente importantes: resolver el problema inmediato y evitar que vuelva a suceder. La pandemia de COVID-19 es un excelente ejemplo. El mundo necesita salvar vidas ahora al tiempo que mejora la forma en que respondemos a los brotes en general. El primer punto es más urgente, pero el segundo tiene consecuencias cruciales a largo plazo.

El desafío a largo plazo, implica mejorar nuestra capacidad para responder a los brotes, esto no es nuevo. Los expertos mundiales en salud han estado diciendo durante años que otra pandemia que rivaliza con la velocidad y la gravedad de la epidemia de influenza de 1918 no fue una cuestión de si sino cuándo. 

Hay dos razones por las cuales COVID-19 es una amenaza. Primero, puede matar a adultos sanos además de personas mayores con problemas de salud existentes. Los datos hasta ahora sugieren que el virus tiene un riesgo de letalidad de alrededor del 1%; esta tasa lo haría varias veces más grave que la influenza estacional típica y lo ubicaría en algún lugar entre la pandemia de influenza de 1957 (0.6%) y la pandemia de influenza de 1918 (2%).

En segundo lugar, COVID-19 se transmite de manera bastante eficiente. La persona infectada promedio propaga la enfermedad a otras dos o tres. Esa es una tasa exponencial de aumento. También existe una fuerte evidencia de que puede ser transmitida por personas que están levemente enfermas o que aún no muestran síntomas. Esto significa que COVID-19 será mucho más difícil de contener que el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente o el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), que solo se transmitieron por aquellos que muestran síntomas y se transmitieron de manera mucho menos eficiente. De hecho, COVID-19 ya ha causado 10 veces más casos que el SARS en solo una cuarta parte del tiempo.

El mundo también necesita acelerar el trabajo sobre tratamientos y vacunas para COVID-19. Los científicos pudieron secuenciar el genoma del virus y desarrollar varios candidatos a vacunas prometedores en cuestión de días, y la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations ya está preparando hasta ocho candidatos de vacunas prometedores para ensayos clínicos. Si una o más de estas vacunas resultan seguras y efectivas en modelos animales, podrían estar listas para ensayos a gran escala a partir de junio. El descubrimiento de fármacos también se puede acelerar recurriendo a bibliotecas de compuestos que ya han sido probados para la seguridad y aplicando nuevas técnicas de detección, incluido el aprendizaje automático, para identificar antivirales que podrían estar listos para ensayos clínicos a gran escala en cuestión de semanas.

Uno de los principales desafíos técnicos para las vacunas es mejorar las viejas formas de fabricación de proteínas, que son demasiado lentas para responder a una epidemia. Necesitamos desarrollar plataformas que sean previsiblemente seguras, para que las revisiones regulatorias puedan realizarse rápidamente, y que faciliten a los fabricantes producir dosis a bajo costo y a gran escala. Para los antivirales, será necesario un sistema organizado para detectar los tratamientos existentes y las moléculas candidatas de manera rápida y estandarizada.

Todos estos pasos ayudarían a abordar la crisis actual. Pero también necesitamos hacer cambios sistémicos más grandes para que podamos responder de manera más eficiente y efectiva cuando llegue la próxima epidemia.

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