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Cómo nos ve el DANE

Visitó ayer la ciudad el gentil director del Departamento Nacional de Estadísticas Nacionales, DANE, Juan Daniel Oviedo. Una de sus conclusiones o recomendaciones es que las entidades territoriales, Gobernación y alcaldías, busquen generar estrategias de reactivación enfocándose en capacitaciones de competencias específicas dado un ‘desafortunado’ bajo nivel educativo en la población ocupada del Cesar y de Valledupar.  Esto podría ayudar a que sea aprovechado también el capital cultural que se tiene en esta región y que por la pandemia se ha visto fuertemente afectado.

La pandemia le ha representado a solo Valledupar la pérdida de 36.000 empleos, principalmente de mujeres, las que afectadas por la derivada crisis de trabajo se fueron a sus casas adquiriendo la condición de inactivos laborales (aquellos que ni tienen empleo y tampoco lo están buscando), para ayudar en labores domésticas y atender a  sus hijos que por no poder ir a la escuela debían permanecer en casa.  

La crisis ha afectado también a la población migrante: más de 35.000 personas en Valledupar. Llama la atención que esos venezolanos en el periodo 2017 y 2019 encontraban empleo y ahora la composición de la tasa de ocupación es similar al resto de la población.

Un aspecto sorprendente es que mientras el actual nivel de desempleo departamental es del 15 %, en Valledupar es del 22 %. Pegó más en la ciudad la caída de renglones como la hotelería, restaurantes y las actividades de cultura y entretenimiento, que inciden menos en los otros municipios y las zonas rurales.

Eso significa que las actividades agropecuarias y de empresas mineras en municipios como Becerril y La Jagua de Ibirico están generando una demanda de empleo muy importante, pero que en los próximos  años puede desaparecer, por lo que es importante que el departamento se aboque a las oportunidades agropecuarias y el hato pecuario para la empleabilidad”, manifestó Juan Daniel Oviedo.

Valledupar sigue siendo la ciudad capital del Caribe con mayor tasa de desempleo, y no solo eso: la mayor parte de los empleados son informales, que no tienen seguridad social ni contribución a pensiones, viven del rebusque. Esa informalidad es de niveles superiores al 60 %. La primera explicación de por qué aquella tasa y el nivel de informalidad son mayores, se asocia al bajo nivel de educación.  En el Cesar la informalidad es del 70%, peor que la capital.

De los renglones de esos empleos en el conjunto del departamento los dedicados a la agricultura, ganadería y pesca son del 18 %, lo que es bajo, contra la creencia de que en el departamento prima el agro. No, por efecto de la minería, a juicio de Oviedo, hay mayor participación del comercio y los servicios, entre estos mantenimiento de vehículos, que son actividades clásicas de demanda en regiones mineras.

Tendremos oportunidad de hacer un examen más detallado de los datos del DANE entregados ayer, del impacto tan grande sobre la población joven. Los llamados “ninis” porque no estudian ni trabajan; para ellos el camino es la educación, mientras más técnica y digital mejor.

Categories: Editorial
Redacción El Pilón: