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Como nos duele la pobreza Caribe y Pacífica

El fin principal de la Región Caribe debe ser la reducción de pobreza, superar la gran desigualdad socieconómica y cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio: pobreza, 28.5%; pobreza extrema, 8.8%.
El Dane, en 2014, evidencia nuestra triste realidad de pobreza en el Caribe que obliga a insistir en el cambio de modelo de organización territorial del país. Las regiones deben asumir, con autonomía, el manejo de su desarrollo económico y social como lo ordena la Constitución del 91.

Las cifras son ofensivas: El Caribe tiene 10 millones de habitantes, 21.5% de la población nacional, de los cuales, 2.3 millones viven en estado de “pobreza extrema” que representan el 46% de todo el país. Es una realidad injusta e inhumana.
La Región Caribe tiene 4.5 millones de personas con necesidades básicas insatisfechas (NBI) de los 13 millones que hay en el país, es decir, 35%. La pobreza, está concentrada en el Caribe.
Mientras Bogotá tiene 10% de pobreza y solo 1.8% de pobreza extrema, en la Región Caribe hay departamentos como La Guajira con 65%, Sucre con 54% Bolívar con 46% de NBI, entre tanto, la media nacional es 27%.
La “pobreza extrema” en La Guajira es 47%, Córdoba 30%, Bolívar 23%, Sucre 26%, mientras la media nacional no llega a 10%.

El Caribe colombiano tiene 516.000 hogares en pobreza extrema que representan el 38% del país.
Las cifras de pobreza en Colombia han bajado en 15 años del 56% al 34%, pero las características territoriales son inequitativas: El interior del país ha mejorado y la pobreza y miseria se concentran en el Caribe y Pacífico. La desigualdad aumenta. Mida como se mida el Caribe y el Pacífico están muy lejos de la media nacional y el consuelo y la explicación centralista es que las cifras han empezado a bajar. ¿Se refleja en la gente?
El análisis de la macroeconomía por parte del Dane se ha sofisticado. Calculan los ingresos per cápita, las líneas de pobreza, pobreza extrema y pobreza multidimensional, miden las características relacionadas con salud, empleo, primera infancia, infraestructura del hogar y dan como resultado los indicadores de pobreza y desigualdad y los relacionan con el crecimiento económico.

La línea de pobreza resalta la capacidad económica para adquirir una canasta de bienes alimentarios y no alimentarios que permiten un nivel de vida adecuado. La gente en línea de pobreza extrema no tiene cómo adquirir alimentos que permitan la ingesta de vitaminas, proteínas y la minuta básica para el sostenimiento de nuestra familia promedio de cuatro personas. La economía crece sin resolver problemas estructurales básicos de acumulación de riqueza y concentración de ingresos.
Colombia ha reducido la pobreza por los esfuerzos directos del Gobierno Nacional, al atacar las variables con las que se mide. Hay técnicos que atribuyen la mejora a cambios de metodología y otros consideran que es efecto del asistencialismo y los subsidios que “maquillan” las cifras.

No ha habido una mayor redistribución del ingreso y Colombia se mantiene en el puesto 14 de los países más desiguales del mundo, entre 138.
Debe ser nuestra responsabilidad institucional reducir la pobreza y la miseria en las regiones. Hay que crear cadenas generadoras de valor que sean incluyentes y que proporcionen empleo real y permanente a los más vulnerables, solo así se consolidará la democracia regional. Más educación y alimento garantizado para nuestros niños.
Los proyectos y programas dirigidos y orientados por el Gobierno Central nunca tendrán los resultados que nuestra dignidad exige. Hay que redistribuir el ingreso, cerrar la brecha rural y urbana y acabar con la inequidad entre regiones. La tarea debe empezar ya.

Eduardo Verano De La Rosa: