Por: Julio Oñate Martínez
Fue este el tema que un grupo de amigos debatimos durante la velada en la esplendida cena que el Dr. Ricardo Gutiérrez le ofreció a Omar Geles el fenómeno musical del momento, y además es este el título que identifica el bonito paseo que el compositor villanuevero Nicolás Bolaño popularizó tres década atrás con el conjunto de Norberto Romero y Armando Moscote y cuyo texto es como sigue:
Para hacer una canción se necesita ser de buenos sentimientos y tener el talento literario que origina la grandeza y la virtud de componer se comienza de inmediato por el tema y se escoge por lo menos un lugar alejado del bullicio que molesta a la mente que se quiere concentrar
Un ambiente apacible y tranquilo, sin ruidos ni murmullos, es la forma expresa como el compositor Bolaño es estimulado para componer sus obras y quizás se alinean en este esquema la gran mayoría de compositores vallenatos, pero existen casos bastantes curiosos y hasta insólitos a través de los cuales han surgido famosos cantos de nuestro folclor.
El desaparecido trovador patillalero Octavio Daza empleó una metodología para componer sus canciones única en el género vallenato solo comparable a la de Enrique Santos Discepolo, el gran creador Argentino, ya que ambos escribían en prosa, es decir, se ocupaban del drama a manera de un libreto teatral y luego era cuando iban extrayendo las situaciones álgidas del mismo para darle forma de poema listo para ser musicalizado.
Maestro de altos quilates es Armando Zabaleta, quién vio nace la mayoría de sus composiciones sentado en la banca de uno de aquellos viejos buses de escalera que desde la provincia hacían ruta con la zona bananera y Maicao, lugar donde él compraba mercancía varias para comercializarlas en los pueblos del viejo Magdalena.
La gran mayoría de las canciones del genial Nando Marín surgieron en efervescentes improvisaciones en cálidas parrandas, donde él moldeaba un boceto del tema escogido y posteriormente lo pulía y le daba forma.
Mi admirado amigo el Dr. Sergio Araujo me comentaba que el Maestro Escalona, gran gurú de los compositores vallenatos, le confesó que al iniciar la canción comenzaba silbando la melodía y cantando alguna frase en un tono bien bajito que iba acentuando en la medida que le daba seguridad al trazo melódico y literario y una vez concluida la obra era Colacho Mendoza el encargado de definirlas musicalmente.
En un caso para replay, Beto Murgas compuso ¨La negra¨, su canción más célebre mientras cargaba el ataúd en el sepelio de su amigo Raúl González allá en Villanueva.
Camilo Namén necesita estar en temple para hacer una canción de ahí que con facilidad compone casi a diario.
Omar Geles que en la actividad es el más fecundo y notable de los compositores modernos bien sabe aprovechar la inspiración del viajero, pues en uno de sus frecuentes viajes a Europa hasta ocho canciones han surgido entre las alas de un Airbus a 30.000 pies de altura.
Personalmente, en el caso que me ocupa cuando me encuentro alguna melodía que ¨tenga asunto¨ como decían los viejos, le monto un espontáneo estribillo y si me suena interesante comienzo a desarrollar el tema siempre con alguna motivación por delante sobre algo que pueda trascender en el ámbito folclórico.
El tema es bastante extenso ya que cada compositor tiene su particular forma de cómo hacer una canción.