X

Como en la época de las hordas

 Por: HERNÁN ARAUJO

En Codazzi, una de las cuatro poblaciones más importante del departamento del Cesar, mataron a pedradas al asesino de una señora. Doce días después que en la misma comunidad un grupo de personas amotinada intenta matar a un hombre, que estaba detenido en la cárcel por  violar y asesinar a una menor de edad, resultando muerto un joven participante en la asonada controlada por la policía.

Lo más preocupante es que en nuestro país, este  comportamiento violento y salvaje de la gente no es raro, ya que algunas veces es  noticia el suceso de gente haciendo justicia con sus propias manos, como en la era paleolítica, cuando la población estaba conformada por hordas que eran pandillas sin leyes, dirigidas por el más fuerte.

Ahora, después de miles de años de haber superado la época de las hordas, pareciera que la gente cada día respeta menos las normas que, según la historia, comenzaron a establecer los líderes de las hordas con el fin  de armonizar las relaciones humanas y solucionar los conflictos cotidianos.

Por lo tanto, da grima, que en pleno siglo 21, con organización social tan avanzada y legislación para todo, todavía la gente haga justicia con sus propias manos, tal como nuestros primates ancestrales, cuyos cerebros no les permitía diferenciar entre el bien y el mal; sin embargo, cuando eran atacados o intentaban arrebatarles sus alimentos, se defendían y protegían unos a otros.

 

Desatino repudiable

 

Informo a los lectores de esta columna, sobre uno de los desatinos de los tantos que viene cometiendo el Gobierno de la Prosperidad para todos:

El Ministerio del Trabajo en cabeza del “liberal”  Rafael Pardo Rueda, a finales del año pasado presentó el Proyecto de Ley 241 al Senado, por medio del cual se dispone una nueva regulación del derecho a las cesantías. Si es aprobado, el 50% de las cesantías se seguirán consignando en la cuenta que cada trabajador tiene en los Fondos de Cesantías. El otro 50% se consignaría en una nueva cuenta, supuestamente para proteger al cesante. Esta última suma no será de libre disposición del empleado, sino que se entregaría en seis contados cuando el empleado quede cesante. Pero si en ese tiempo encuentra empleo, se suspende el pago.

Según dicho proyecto, los intereses a las cesantías (12% anual) se pagarán sólo sobre el 50% que queda en la cuenta tradicional. Como ven, en realidad se reducen los intereses a las cesantías al 6% anual, toda vez que se pagará el 12% pero sólo sobre el 50% de estas.

En consecuencia, se reducen las expectativas de conseguir vivienda con las cesantías o de pagar estudios, pues sólo se podrá contar para esos fines con el 50% de las mismas. Ello significa que las expectativas en ese sentido se reducen en un 50%.

Entonces, aquello de la protección de los derechos sociales de los trabajadores que consagra el inciso final del artículo 53 de la Constitución es puro cuento para el Gobierno de  la Prosperidad para todos, que en materia laboral regresiva sigue en lo mismo del Gobierno de la Seguridad Democrática, de su nefasto antecesor, apoyados por ASOFONDOS, la ANDI y otros gremios del sector privado. Los mismos propietarios de las EPS, las empresas intermediarias del dinero de la salud.

Observarán que los grandes empresarios, a través del Estado colombiano, sólo defienden los intereses voraces del capital y para tal fin se asocian. Por ende, si los trabajadores asalariados no  defienden sus pocos beneficios, el Estado no lo hará por ellos y, en consecuencia, se merecen el recorte de sus derechos, que se conservan sólo si se lucha por ellos, como lo hacen los empresarios capitalistas.

Pero no todo en nuestro país es censurable, pues a menudo se realizan obras gratificantes; por ejemplo, hay que aplaudir al alcalde de Valledupar, Fredys Socarrás  Reales, de quien se puede decir que comenzó bien el año 2013, con la decoración de las jardineras del bulevar de la Avenida Simón Bolívar  en el norte de la ciudad.

En verdad, es una obra pequeña que engalana la avenida. Mi ferviente deseo es que siga transformando a Valledupar y entre todos los vallenatos lo lograremos. Ojalá, los vándalos no destruyan el bonito decorado.

 

Categories: Columnista
Jose_Romero_Churio: