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¿Cómo cambiar el rumbo de La Guajira?

Foto: Sergio Mcgreen.

El mapa de índices sociales en La Guajira marca, principalmente, resultados negativos. Dentro del centralismo que se acusa en Colombia, La Guajira es una de las principales víctimas. El asistencialismo del Estado incrementado en momentos de crisis no dejó buenos resultados, solo el fortalecimiento de la dependencia crónica.

“Lo difícil es que las decisiones para el desarrollo de La Guajira tienen origen en el nivel central, infortunadamente el departamento todavía tiene un régimen centralizado”, explicó el investigador y economista, José Luis Arredondo.

José Luis Arredondo, investigador y economista. Foto: Sergio Mcgreen.

En ese centralismo se fortalecieron las mafias electorales, que se encargaron de despilfarrar los millonarios ingresos del Sistema General de Regalías y el Sistema General de Participación que llegan al departamento por la explotación de los recursos naturales. Con esos recursos en vez de mejorar las condiciones sociales se fortaleció la corrupción y el clientelismo.

“Más que plata, el problema es de gobernabilidad, claramente hay una relación estrecha entre gobernabilidad y pobreza, y como lo dicen las cifras, en pobreza el año está perdido”, expuso durante el foro el economista Fernando Herrera, quien mostró cifras desde el Centro de estudios regionales, Cesore.

Fernando Herrera. Foto: Sergio Mcgreen.

Y es que La Guajira ha tenido siete gobernadores en el cuatrienio que aún no termina. Por eso ostenta el título del departamento con la mayor inestabilidad en sus gobernantes. Unos están inhabilitados y otros presos. La consecuencia principal es un departamento que aparenta no tener un rumbo claro, ni un capitán que dirija el barco.

Esa inestabilidad administrativa es una de las principales causantes de la crisis social que arrastra el departamento desde hace varias décadas. Por ejemplo, según el Dane, 65,1 % de la población del departamento vive en hogares con necesidades básicas insatisfechas: viviendas donde conviven con servicios públicos inadecuados, hogares con alta dependencia económica y niños en edad escolar que no asisten a la escuela.

CAPACITACIÓN TÉCNICA

Entre la poca gobernabilidad y la poca preparación de muchos funcionarios, en La Guajira los proyectos no cumplen con la pertinencia planificada. En estos momentos, el Órgano Colegiado de Administración y Decisión, Ocad, es el encargado de evaluar y aprobar los proyectos que serán financiados con recursos de las regalías.

Pero la falta de preparación ha impedido, en muchos casos, la aprobación de proyectos estratégicos para La Guajira. “Lo que nos hace falta en La Guajira es una capacidad técnica para formular los proyectos. Las ideas están pero no hay una capacidad de diseñarlos, para llevarlos a un banco de proyectos, para presentarlos ante un Ocad. Allí es donde tenemos que meternos y apoyar al departamento”, señaló Raúl Roys Garzón, quien estuvo presente en el foro en representación de Cerrejón.

Raúl Roys Garzón. Foto: Sergio Mcgreen.

Sin embargo, Garzón aclaró que lo primero es la voluntad de los gobernantes locales para prepararse y estimular el acompañamiento de la empresa privada.

MODELO ECONÓMICO

La economía de La Guajira, históricamente, ha estado marcada por crecimiento y decadencia de bonanzas económicas. Primero el intercambio en el comercio marítimo, la bonanza de la marimba, el algodón y antes de la minería, el comercio local fortalecido por el contrabando.

“Las idas y venidas de actividades que se posicionaron como el motor económico de la región, de las que una gran parte de la población guajira formó parte, y que se fueron sin dejar rastro de su paso por el territorio, o al menos una señal diferente al empobrecimiento de las poblaciones y el desgarro del tejido social del departamento”, reseña el documento ‘La Guajira que queremos’.

Cada tendencia económica cambia el panorama social. Por ejemplo, para 1.960 el 39,6 % de la población del departamento se dedicaba a la agricultura y ganadería. Ya para el 2.010, solo el 4,6 % seguía en la actividad del campo. En cambio, del 1,9 % de la población que se dedicaba en la minería en 1.975, pasó al 60,9 % en el 2.010, según el investigador José Luis Arredondo.

Una economía monotemática como La Guajira ahora está a la expectativa del cierre de las minas. Cerrejón ya estableció su marco conceptual del cierre de la extracción de carbón. Los contratos terminan en el 2.034. Con ese proceso finaliza una época en el departamento y empezará la era sin las regalías por la minería.

Foto SERGIO MCGREEN

De allí la necesidad urgente, aseguraron los panelistas, de reformar el modelo económico. Por medir, el 43,8 % del Producto Interno Bruto de La Guajira lo aporta un solo sector: la explotación de minas y canteras.
“La Guajira tiene otros potenciales económicos enormes diferentes al carbón: está el turismo, gas, banano, las energías alternativas”, explica el economista Fernando Herrera.

“Se ha despertado el miedo por la marcha de Cerrejón, pero La Guajira puede continuar sin Cerrejón. La Guajira sí tiene muchas oportunidades y un potencial gigantesco en energía eólica: 15.000 Megawatts de potencial eólico, de las zonas más ricas en vientos; en radiación solar tenemos el 66 % por encima del nivel mundial, siquiera el nacional”, agregó Raúl Roys Garzón, quien es asesor de Vicepresidencia para Asuntos públicos y comunicaciones.

EL TURISMO

El turismo juega el papel de protagonista en el cambio social que se desarrollará en el departamento. “Probablemente ningún sector económico tiene tanto potencial para desarrollarse en La Guajira en los próximos años como el turismo, y en particular el eco-etnoturismo”. Con esa afirmación el economista Adolfo Meisel definió la oportunidad, casi redentora, que tiene el departamento del norte en el turismo.

Las condiciones naturales del departamento, algunas inhóspitas, son ideales para el turismo natural. Empezando por el desierto que se extiende por casi toda la media y Alta Guajira.

La densidad del desierto es una oportunidad turística. Entre la zona desértica, marcando un contraste, vive el Parque Nacional Natural de la Macuira, un bosque de niebla en medio del desierto, “lo cual constituye un fenómeno natural único en el mundo”.

Y por supuesto, el Mar Caribe. Son 350 kilómetros de costa sobre el Mar Caribe que permiten acondicionar decenas de playas para recibir turistas. Se suma la Sierra Nevada de Santa Marta, donde nacen los ríos Dibulla, Tapias, Camarones, Ranchería, Palomino, San Salvador, entre otros, que atraviesan el territorio guajiro para ir a desembocar en el Mar Caribe.

Sin embargo, no se ha logrado acondicionar La Guajira para atender los turistas. “Hay un relativo consenso de que los tres principales obstáculos que hay en la actualidad para que La Guajira tenga un mayor desarrollo turístico son la falta de vías adecuadas, la necesidad de mejorar la oferta de alojamiento y la escasez de estaciones de policía en la Alta Guajira, que le ofrezcan mejor seguridad a los turistas”, dijo.

Por: DEIVIS CARO DAZA / EL PILÓN
defancaro1392@gmail.com

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