A raíz de la desaprobación popular de lo acordado en La Habana entre el Gobierno y la Farc por mínima diferencia de votos, han surgido múltiples declaraciones y propuestas, unas más razonables que otras, por no decir menos insensatas.
El primer comentario es sobre ¿por qué el presidentes JM Santos optó por refrendar el acuerdo de paz con un plebiscito que legalmente no era obligatorio? De esto se puede inferir que el Presidente -como el pueblo colombiano- no confía en la Farc. Por lo tanto, prefirió trasladarle a la ciudadanía la responsabilidad de su firma en el acuerdo final con la Farc, corriendo el riesgo de que se le cobrara la inconformidad por todos los malestares que la gente colombiana está sufriendo. Tal cual como ocurrió con el resultado del plebiscito.
En cuanto a las propuestas del máximo caudillo del Centro Democrático, los miembros del Secretariado de la Farc deben entender que, definitivamente, en nuestro país no van a desenmascarar a la dirigencia promotora del paramilitarismo o ‘mano negra’ como otros suelen llamarlo, porque es la propietaria de la mayoría de los bienes y servicios del país; en consecuencia, el propósito de enjuiciar a los involucrados en la ‘mano negra’ es una utopía, así que si en verdad la guerrilla quiere renegociar la paz le toca aceptar la sustitución del Tribunal de Justicia Especial que se acordó en La Habana, que en realidad es el cambio profundo exigido por el expresidente y senador, también por el vicepresidente del país, ya que este TJE lo podría enjuiciar.
Sobre las declaraciones de Juan Carlos Vélez Uribe, excongresista, excandidato a la alcaldía de Medellín y exgerente de la campaña del NO por el CD, todo el mundo sabe que son ciertas; sin embargo, el expresidente de marras, sabe más que nadie (incluso que el fiscal Néstor Humberto Martínez y todos sus subalternos) de lo difícil que sería probarle su falaz injerencia alborotadora del odio de la gente contra la Farc por el inmenso daño que ha causado a la sociedad colombiana. Entonces, no cabe duda, en que el triunfo del NO fue más que todo coyuntural, igual la ayuda del huracán Matthew.
En todo caso, no se debe ignorar que al exgerente de la campaña del NO tiene su dignidad, por consiguiente, es de suponer que se haya cansado de recibir órdenes aviesas. Sospecho que lo mismo les sucedió a la exsenadora Gina Parodi, al senador Roy Barreras y a otros que se han alejado del uribismo. A todos ellos los comparo con aquellos hijos menores que salen huyendo de sus hogares paternos porque les coartan sus libertades y decisiones. Si sus declaraciones en el periódico La República se debieron a su exaltación por la victoria conseguida con pocos recursos, pareciera que sus aspiraciones políticas se han acabado.
Otra de las propuestas del expresidente Uribe es que se les decrete amnistía a los guerrilleros rasos, que entre los de la Farc, Eln y Elp sumaran unos ocho mil. Para mí, lo mejor es que los pensionen de por vida, con esto tendrán servicios de seguridad social, incluida la resocialización de sus hábitos criminales y de drogadicción, de lo contrario sería soltar miles de delincuentes drogadictos a seguir cometiendo lo aprendido en las huestes guerrilleras.
En fin, me quedan pendientes otras posibles soluciones que mitigarían los peligros de la sociedad civil en el posconflicto.