Las entidades del Estado muestran la tendencia del ritmo acelerado que lleva el envejecimiento en Colombia y estos indicadores están evidenciando que en el corto plazo tendremos un adulto mayor de 60 años por cada dos adolescentes, lo cual significa que nuestro país tendrá que hacer un enorme esfuerzo en el sector económico, social y sanitario para atender con inteligencia el crecimiento de las expectativas de vida y el control de la natalidad.
Hoy los colombianos viven en promedio 72 años los hombres y 78 años las mujeres. La cobertura pensional se ha estancado en los últimos diez años y se ha estado moviendo entre los 23 y 25 por ciento en los últimos dos lustros. Es decir, que apenas uno de cada cuatro colombianos logra pensionarse.
Esta situación es muy conocida por todos los colombiano, pero no hacemos nada relevante para resolverla con la seriedad que amerita. Si la situación continúa así, en los próximos años tendremos una caída muy significativa del número de pensionados, lo cual sería muy alarmante y doloroso.
Además, entre los adultos mayores que logran pensionarse, el 44 por ciento recibe entre 500.000 y 700.000 pesos mensuales. Queda muy claro que están sobreviviendo por la ayuda económica de sus familias. Es muy urgente una reforma pensional que permita ampliar el número de cotizantes, que analice en todo su alcance la edad apropiada de jubilación y revise, entre otras verdades, los topes de las pensiones que agravan los problemas de inequidad y la falta de fondos para el sistema pensional, que es una bomba social que se encuentra en secuencia de estallar, si este país exótico no atiende en forma oportuna las duras exigencias de un sistema pensional que sea justo y equitativo.
Nuestro país no puede seguir con una venda oscura en actitud displicente observando como cuatro de cada diez adultos mayores han tenido síntomas depresivos y falta de atención para problemas mentales. Se resume en forma indiscutible que la marginalidad es un factor que está asociado con la depresión, el hambre, la falta de afecto y la mala calidad de vida. Además, el número de pensionados que habitan en zonas urbanas triplican a los que residen en áreas rurales.
En Colombia los pensionados y los adultos mayores no tienen dolientes ni voceros autorizados. El país tiene definidas otras prioridades en el Congreso donde no aparece la reforma pensional, pero si la resistencia civil a los acuerdos de paz, las necedades de los expresidentes, el cultivo de egos del Procurador y la falta de moderación del Presidente.