X

Colombia, primeros en corrupción

Colombia ha sido un país con muchos pergaminos y reconocimientos a nivel mundial. Hemos sido identificados como los más alegres del mundo, el país más feliz; de eso no tenemos duda: tenemos festivales vallenatos, carnaval de Barranquilla, ferias por doquier. Eso nos hace felices a pesar de la adversidad.

Y claro analizando el panorama nos preguntamos: ¿Qué sería de nuestras vidas si no tuviéramos esa capacidad de resiliencia? Seguimos siendo el país con mayor número de líderes asesinados y nadie dice nada. Seguimos siendo los de la marihuana con más calidad. ¡Ay que orgulloso me siento de haber nacido en Colombia! Somos de la élite y los dueños de los mejores carteles de la mafia de tráfico de drogas y nadie dice nada. Y ahora en nuestras manos, tenemos la referencia de ser el país número uno, los más duros, en el tema de la corrupción. Somos identificados con el índice de corrupción más alto que pueda haber. Revisemos: primero Colombia, sigue México y Ghana.

En el cuarto lugar hay un país no tan reconocido pero tiene su nivel de corrupción ahí, Myanmar. Le siguen: Guatemala, México, Arabia Saudita y Brasil; cierran el top 10 de la corrupción, Kenia, Bolivia y Rusia. Esto, muy a mí pesar, lo resalto con escepticismo, no es nada agradable tener que escribir cuartillas sobre el tema, resaltar la clase política nuestra como la más corrupta y sin embargo periodo tras periodo seguimos repitiendo la dosis.

Los mismos senadores, los mismos representantes, gobernadores y alcaldes. Que los alcaldes llegan siendo pobres alcaldes y terminan siendo alcaldes magnates, con mansiones en conjuntos cerrados de alto nivel y con sendas casa campo que no se compran con dos pesos. Que todos los identificamos, la tenemos clara: Odebrecht, reficar, salud, PAE, transporte escolar, estadios, aeropuertos, casas en el aire, parques, muchos parques, vías terciarias y un montón de cosas más.

Pero al momento de barajar opciones y de elegir, volvemos a los mismos, a los que manejan el poder económico y pueden comprar conciencias. Porque resulta que el tema es de estómago, de falta de oportunidades; porque no tenemos con qué mandar al hijo a la universidad, ni siquiera a la pública. Entonces allí bajamos la cabeza y nos toca sufrir de amnesia. Y votamos por el compadre, ah porque es que entre otras cosas, el gobernador es el padrino de mi hijo; el alcalde o el senador, de alto nivel el compadrazgo, toca, para asegurar el puestico del pela ‘o. Hay que acudir a estas prácticas que suelen tener aromas de corrupción.

En fin, Colombia es un país hermoso, con gente valiosa, con riquezas naturales que nos deberían tener en puestos privilegiados en alternativas económicas, sociales, culturales y deportivas de alto nivel, además. Pero unos cuantos se encargan de concentrar las riquezas en sus individuales bolsillos y los demás, bueno los demás que esperen. Los ricos cada día más ricos y los pobres más jodidos, de eso se trata. Si tenemos problemas en la economía nacional, pues ajustamos reformas fiscales y del bolsillo del más pendejo sacamos la plata que hace falta.

Lo importante es que haya de dónde sacar “pal bolsillo mío y el mantenimiento propio”. Colombia, el país del sagrado corazón, Dios nos siga dando fuerzas para conseguir para los carnavales y después para semana santa y cerrar este primer semestre con el festival vallenato.

Bueno, ya después veremos cómo nos rebuscamos para la lista del colegio de los pelaos y para pagar los servicios. ¡Que viva la resiliencia en un país de corruptos! Sólo Eso.

Categories: Columnista
Eduardo Santos Ortega Vergara: