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Colombia: Paraíso de la Ilegalidad

Por Darío Arregocés

Desde tiempos inmemoriales, el contrabando ha sido el medio de subsistencia de muchas familias, pero no es la única manera de sobrevivir pues las formas de ilegalidad son muy ingeniosas y variadas. En nuestro querido país, familias enteras subsisten de la venta ilegal de minutos a celular, tema del que nadie se ocupa, pues es una práctica que se ha masificado y no queda más que tolerarla, por parte de las autoridades, el mototaxismo, es otra forma de ganarse la vida, y los medidas que se han implementado para erradicarlo, solo han conseguido, en el mejor de los casos, mitigarlo. Se encuentra la piratería de películas, música y libros-entre muchas otras-, que pone en graves aprietos los Derechos de Autor.

 

Existe asimismo, el comercio ilegal de hidrocarburos, que se consigue por doquier. Fenómeno que se ha masificado y que salvo pírricos decomisos por parte de las autoridades se incrementa cada día. Pero en esta lista no podemos dejar de mencionar las invasiones ilegales de predios, originadas por el desplazamiento de personas y por la paquidermia institucional para la solución al problema de vivienda. Actualmente existen en Valledupar, por citar solo algunas: Altos de Pimienta, Los Guasimales, Mayales Aeropuerto, Tierra Prometida, Francisco Javier, Brisas de la Popa.Junto con las invasiones se generan otros problemas como las conexiones ilegales para obtener agua y energía eléctrica, de manera fraudulenta. Pero además tenemos que el llamado espacio público fue tomado desde hace marras por el comercio informal, es así como los andenes peatonales y principales vías, son tomadas para vender frutas, verduras, artesanías, loterías etc.

 

Y qué decir de los llamados elefantes blancos, representados en obras inconclusas que acometen los entes territoriales del orden nacional, departamental, distrital y municipal, en las que se invierten grandes sumas de dinero del erario. Ejemplo de ello, esta el hospital de los Mayales, que lleva por nombre el del progenitor del alcalde en cuya administración se inauguró, quedando inconclusa y en completo abandono, como también la cantidad de calles ajedrezadas por la falta de pavimentación o el monumento a Santo Ecce Homo etc.

 

Los entes de control son insuficientes ante la avalancha de corrupción, las veedurías públicas parecen no existir y la tipificación de conductas penales tales como la defraudación de fluidos (Artículo 256), son hoy por hoy letra muerta. Pero lo peores que al ciudadano de a pie parece no importarle.

Las gobernaciones,las alcaldías y los centros carcelarios, son entre muchos otros, con muy contadas excepciones, focos de corrupción y no son pocos los gobernadores, alcaldes y directores de centros penitenciarios, que se han visto en líos judiciales, por la comisión de ciertas “indelicadezas” en el ejercicio de sus cargos.

 

Con un panorama tan sombrío donde la corrupción pulula tanto en lo público como en lo privado: ¿A quién le puede extrañar que nuestra nación ocupe el deshonroso puesto 94 en el mundo, de países con mayor índice de percepción de corrupción, frente a un admirable puesto 58 de Uruguay y un envidiable puesto 20 de Chile?

darioarregoces@hotmail.com

Valledupar, Abril 6/2013.-

 

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