La humanidad está camino a afrontar una lucha por la consecución de energía, ya que el desarrollo del mundo gira en torno a ella. La industria energética ha permitido el crecimiento tecnológico actual y ha suplido las necesidades de las dinámicas sociales producto del crecimiento demográfico y el aumento de consumo de bienes y servicios.
El gas natural, por su parte, se ha convertido en uno de los mayores recursos energéticos en el mundo en los últimos 40 años y su importancia económica se estima que se incrementará considerablemente en las próximas dos décadas.
Según Amat David Zuluaga, docente de Ingeniería Geológica de Areandina y miembro del grupo de investigación GIINGEO, el gas es considerado como el combustible de la transición energética, entre otras cosas, porque genera menor emisión de gases efecto invernadero comparado con el petróleo y el carbón una vez hace combustión. “El uso del gas se ha venido diversificando, logrando reemplazar a productos como el carbón en la producción de energía, a la gasolina en medios de transporte a motor y a la leña para la cocción de alimentos, calefacción de viviendas y calentadores de agua”, afirma el docente Zuluaga.
Según estadísticas de British Petroleum (BP), “el mundo posee en este momento aproximadamente 128 trillones de metros cúbicos de reservas comprobadas de gas; Eurasia alberga aproximadamente un 38 % de las reservas totales, y Medio Oriente tiene un 32 %”.
En el año 2019, el consumo mundial de gas natural fue de unos 3.929 billones de metros cúbicos, donde los grandes consumidores son EE. UU. con un 27 % y Asia con un 22 %. Los suministros de gas natural actuales son suficientes para satisfacer la demanda por algunas décadas.
De acuerdo con José Tomás Daza, docente del programa de Ingeniería de Minas de Areandina sede Valledupar, afirma que, en Colombia, la producción de gas se enfocó principalmente en La Guajira en los campos Chuchupa y Ballena, lo cuales han producido por casi medio siglo, pero ya están en una etapa de declinación de su producción. Sin embargo, el docente Daza menciona que el país y algunas empresas le apuestan al gas metano proveniente de los mantos de carbón (CBM) y a los yacimientos no convencionales como una oportunidad de aumentar las reservas del país y garantizar la autosuficiencia.
“El CBM nos permite producir energía más limpia e importante para una transición energética que genere menor impacto y ese es el propósito de la minería responsable que busca realizar acciones sostenibles”, menciona Daza.
El experto Daza resalta que “el departamento del Cesar en su zona norte y La Guajira en su zona sur representan el corredor minero carbonífero de Colombia y tienen el mayor potencial de CBM en el país, lo que puede significar un nuevo respiro para las comunidades de las áreas de influencia minera que viven de la actividad de la industria del carbón y que visualizan un futuro económico incierto debido a los bajos precios de los últimos años y algunos cierres y despidos masivos en los que se han visto obligadas algunas compañías debido a la volatilidad del mercado”.
Según Ecopetrol, la cuenca Cesar-ranchería tiene un potencial de más de 10 trillones de pies cúbicos de gas, lo que potenciaría nuevamente a un departamento que su producto interno bruto es de casi el 40 % dependiente de la minería del carbón.
Pero, ¿qué tan preparado está el país y la región del Cesar? o ¿por lo menos las universidades están preparando a sus profesionales para el futuro energético que avecina el departamento?, dado que, según los expertos, el Cesar podría volverse la potencia de gas del país.
Por su parte, José Fernando Cortés, docente del programa de Ingeniería de Minas de Areandina sede Valledupar, explica que “muchos han estado errados al pensar que la necesidad energética y de combustibles fósiles se restringe solo a la electricidad y la realidad dista mucho de ello”.
En Colombia, según datos de la Unidad de Planeación Minero Energética, la energía eléctrica de consumo doméstico (la energía que se consume en todas las viviendas) es aproximadamente un 13 % de lo que consume el país, mientras los grandes sectores consumidores y que mueven la economía del país son el transporte y la industria consumiendo alrededor del 80 % de esta.
“Tendremos que buscar en algún momento cómo resolver nuestra necesidad energética, pues con el crecimiento demográfico disparado cada día vamos a necesitar consumir más y ese consumo es suplido por la industria y la industria necesita energía para producir, por lo tanto, si esa energía que se necesita no la producimos nosotros, tendremos igualmente que comprársela a alguien (otro país) que la produzca y la venda apoyando la economía extranjera más que la nuestra”, puntualizó Cortés.