Si mal no recuerdo, al final de 2015, la Unesco incluyó la música vallenata tradicional en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, como medida especial de salvaguardia. Esto fue promovido arduamente -durante 5 años- por la dirección de la Corporación Clúster de la Cultura y Música Vallenata, en aquel tiempo su presidente era Carlos Llanos Diazgranados, acompañado por varios músicos y folcloristas, eruditos y autores de música vallenata tradicional, entre los cuales es indispensable mencionar a la difunta periodista, ‘Lolita’ Acosta, a los hermanos compositores Estela y Santander Durán Escalona, al médico Adrián Villamizar y a Rosendo Romero, el poeta de Villanueva. También la asesoría del Ministerio de Cultura de Colombia.
Este ‘Plan Especial de Salvaguardia’ de la música vallenata tradicional fue acogido por el gobernador del departamento del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, quien en agosto de 2021 en Valledupar colocó la primera piedra para la construcción del Centro Cultural de la Música Vallenata (CCMV). Entonces, publiqué una columna discrepante, no con el CCMV, sino por el sitio donde se está construyendo, y dije que el lugar propicio debería ser dentro del Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araújo Noguera’, que tiene una extensión de 23 hectáreas con abundante arborización, además, es el epicentro de la celebración anual del Festival de música vallenata con la mayor concurrencia de turistas nacionales y extranjeros, porque cuenta con la espaciosa tarima ‘Compae Chipuco’ del Coliseo Cacique Upar y un amplio parqueadero. Condiciones que potenciarían a Valledupar y poblaciones circunvecinas como destino turístico.
En EL PILÓN de ayer se publicó el diálogo con el gobernador del Cesar, Andrés Felipe Meza Araujo, donde informa que el avance de la construcción del CCMV es del 46% y que la construcción la terminarán en septiembre del año en curso, porque el recurso económico está disponible, pero los recursos que permitan la sostenibilidad del CCMV todavía no lo han definido cómo se obtendrán.
En vista de esta realidad, mi clamor es que el CCMV cumpla cabalmente con el propósito del plan de salvaguardia, parece que en esto va encaminado el actual gobernador departamental, pues ya están hechas, magistralmente, las estatuas de ceras de los juglares Alfredo Gutiérrez, tres veces rey del Festival de la Leyenda Vallenata; Leandro Díaz, el legendario ciego de nacimiento que compuso varias canciones clásicas con los ojos del alma; Rafael Escalona, el compositor más grande de la música vallenata tradicional y uno de los creadores del Festival Vallenato con Consuelo Araujo Noguera, conocida como ‘la Cacica vallenata’ y el expresidente Alfonso Lopez Michelsen, el primer gobernador que tuvo el departamento del Cesar. La próxima estatua que harán será la de Omar Geles, excelente acordeonero y extraordinario compositor.
Lo más importante del CCMV no es su espectacular diseño en un edificio de cinco pisos en forma de árbol frondoso con moderno salón de eventos con capacidad para 1.200 personas, grandioso museo de la música vallenata, tampoco la magnífica escuela para la enseñanza de tocar acordeón, ni las salas de grabación dotadas con tecnología de punta.
Lo principal es la correcta administración del CCMV, comenzando con la disposición permanente de los recursos que lo hagan sostenible, para lo cual, es imprescindible involucrar académicos capaces de prestar las asesorías correspondientes, esto se consigue con eruditos autodidactas altamente reconocidos o a través de las universidades, para que el CCMV sea verdadera fuente de investigación sobre la música vallenata de manera virtual y presencial, como los prefieran los investigadores.
Ojalá estas sugerencias se pongan en práctica, y todas las tendientes a que la música vallenata tradicional perdure sin perder su esencia, porque todo evoluciona, lo maravilloso es que sea hacia el mejoramiento y nunca al exterminio.
Por José Romero Churio