En el departamento de Córdoba, Colombia, hay conmoción luego de que el reconocido cirujano plástico Edwin Arrieta Arteaga, de 44 años, fue asesinado en un aparente caso de celos por Daniel Sancho Bronchalo, un joven de 29 años, hijo del reconocido actor español Rodolfo Sancho.
El hecho ocurrió en la isla de Koh Phangan, en Tailandia, cuando el galeno se encontraba de descanso. De acuerdo con medios nacionales, el pasado viernes 4 de agosto, su cuerpo fue hallado descuartizado cuando recolectores de basura encontraron partes del cadáver.
Cronología del caso
Siguiendo los reportes policiales, Sancho y Arrieta habrían acordado encontrarse en la isla, en la cual tenían una reserva de hotel con fecha del 31 de julio al 3 de agosto.
El día que terminaba la reserva en el hotel (3 de agosto), Sancho se acercó al departamento de la Policía en Tailandia para denunciar la desaparición de Edwin Arrieta. Sin embargo, las autoridades vieron algunos rasguños y heridas en el cuerpo de Sancho, lo que causó sospechas.
Tras un proceso de investigación, gracias a cámaras de seguridad, las autoridades tailandesas encontraron que Sancho había comprado un cuchillo, guantes de goma, una esponja de cocina, una botella de agente de limpieza y bolsas de basura, un día antes (2 de agosto) de la supuesta desaparición de Arrieta.
Al realizar las debidas inspecciones, hallaron en la habitación de Sancho manchas de sangre y cabello en el desagüe.
El viernes 4 de agosto, recolectores de basura hallaron el cuerpo desmembrado de la víctima dentro de bolsas negras al interior de un vertedero.
Confesión
El sábado 5 de agosto, luego de un interrogatorio, Sancho admitió ser el asesino del médico y alegó que lo hizo por “celos” y “temor a ser engañado”.
Para este domingo 6 de agosto, el joven en declaraciones a EFE confesó que mató al cirujano porque se sentía su rehén.
“Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Me tenía como rehén. Era una jaula de cristal, pero era una jaula . Me hizo destruir la relación con mi novia, me ha obligado a hacer cosas que nunca hubiera hecho”, aseguró durante una conversación frente a sus abogados de oficio tailandeses y varios agentes en la comisaría de policía de Koh Phangan, donde se encuentra detenido.
Al preguntarle si se sintió forzado por la policía a declararse culpable, contestó: “No me sentí cómodo, pero tampoco forzado”, y añadió: “Sentí que tampoco tenía ninguna otra opción. Me tomaron pruebas de ADN y eso es todo. Eso es todo”.