El cambio de año es la época en el que más aumenta la deserción universitaria en Colombia. Los nuevos planes y los problemas económicos son algunas de las razones. Estas son algunas claves para detener esta tendencia.
Cambios en las vidas de las personas, calamidades que se puedan presentar, alteraciones en la parte financiera, problemas de tiempo o insatisfacciones con los programas que se cursan, son algunas de las causas de la deserción universitaria en Colombia.
Según cifras divulgadas por el Ministerio de Educación Nacional en 2015, la tasa de deserción anual en Colombia, que mide el porcentaje de estudiantes que estaban matriculados un año antes y que figuran como desertores un año después. registró una tasa de 10,3 % al cierre de 2014. Por su parte, la tasa de deserción por cohorte, que muestra el porcentaje de no culminación de estudios (es decir la cantidad de estudiantes que desertan de cada 100 que ingresan a algún programa universitario en el país), la cifra es de 45,8 %.
Al llegar a una de las épocas en las que más aumenta la deserción universitaria en Colombia, como es la del cambio de año, la Fundación Universitaria del Área Andina, comparte algunas claves que desde su experiencia podrían poner freno a esta situación. Estos son, según la institución universitaria, algunos de los puntos en los que estudiantes, instituciones y opinión pública más deben trabajar con el fin de reducir la deserción universitaria en Colombia:
1. Identificar qué produce la deserción. Identificar dónde está el problema siempre será el primer paso para buscar una solución. “En Colombia, se pueden identificar factores de tipo individual, socioeconómicos, académicos e institucionales que derivan en la deserción”, explica Guillermo Arevalo, Director Nacional de Medio Universitario.
Según la experta, en los individuales se registran temas como los cambios en la vida de las personas (se casan, tienen hijos, se van a vivir a otra ciudad, etc); en los socioeconómicos, aspectos como perder un empleo (las personas o sus familiares) o estar ‘apretados’ financieramente por alguna deuda o compromiso; en los académicos, el rendimiento que se tenga, la carga académica o la adaptación a métodos de estudio; mientras que en los institucionales, qué tan satisfecho esté el estudiante con la calidad de un programa o la posibilidad de acceder a alguna beca o subsidio.
2. Conocer cuándo hay más riesgo. Identificar el momento más oportuno para actuar es otro de los puntos clave para intentar evitar la deserción universitaria. Arevalo señala que históricamente se ha coincidido en que existen dos períodos críticos en el que el riesgo de deserción es más alto.
“Son momentos que el Ministerio de Educación Nacional ha clasificado como Deserción precoz y Deserción temprana. El primero se presenta cuando el estudiante tiene el primer contacto con la institución y allí forma sus primeras impresiones sobre las características de la misma.
En esta etapa, que hace referencia exactamente al proceso de admisión, acciones como ofrecer al estudiante información adecuada y veraz sobre lo que le ofrece la institución al estudiante, puede evitar su deserción precoz. La deserción temprana se presenta durante los primeros semestres del programa, cuando el estudiante inicia un proceso de adaptación social y académica al tener contacto directo con el ambiente universitario. En este momento, algunos no logran dicha adaptación o sencillamente deciden desertar por motivos diferentes a aquellos en los que la institución puede intervenir, presentándose así una deserción temprana”.
3. Qué se debe preguntar un estudiante antes de desertar? Los estudiantes deben pensar en varios factores importantes antes de abandonar un programa o una institución académica.
Primero que todo debe hacer un balance sobre el tiempo que ha invertido en su proceso académico; debe pensar en su futuro laboral con visión a un largo plazo; tratar de mirar otras opciones que le permitan homologar o hacer empalmes sin perder lo ya avanzado; y evaluar los pros y contras de un posible retiro del programa.
4. ¿Cuál es el papel de las instituciones? Las Instituciones son gestoras de cambio en la educación superior. En esta medida, diariamente se piensa sobre ¿cuáles son las mejores herramientas para innovar y disminuir la deserción estudiantil en la educación superior?
La atención se ha centrado en pensar en la realidad diaria que vive cada estudiante, en las deficiencias y vacíos académicos con los que ingresa a la vida universitaria, las dificultades de adaptación social debido a su historia de aprendizaje, las condiciones socioeconómicas iniciales de cada estudiante y de su núcleo familiar, y el gran deseo de ser un profesional.
“Para poder facilitar el acceso de los estudiantes que deseen ingresar a una Institución, el proceso de admisión debe constituirse en un elemento que acerque y facilite la vinculación de las personas y no una respuesta negativa que incida en la frustración de los mismos. Es por eso, que en los últimos años se ha implementado el proceso de entrevista de admisión, transformándolo en un mecánico de orientación que busca tener un conocimiento del estudiante, de sus expectativas, de su perspectiva de proyecto de vida, y conocer las formas en las cuales la institución puede apoyarle para cumplir su propósito de ser un profesional. Potenciar los procesos de acompañamiento, control y seguimiento a inasistencia de los estudiantes desde un primer momento, también es muy importante”, comenta Guillermo Arevalo, Director Nacional de Medio Universitario.
5. ¿Qué ofrecerle a un estudiante que piensa desertar? Lo primero que recomiendan los expertos cuando se identifica una alerta de deserción es realizar un abordaje al estudiante. Hacer una valoración es de suma importancia y también aplicar una prueba de intereses vocacionales para determinar qué carrera es la que más le interesa al estudiante y le brinda mejores posibilidades para su vida académica. Después ya se puede informar a los encargados de tratar la situación mediante el establecimiento de una red de apoyo muy significativa en la que se genere y trate la alerta.
Adicionalmente se deben ofrecen varias alternativas como asesoría en sicología individual y familiar para tener un acompañamiento a nivel emocional, apoyo sicoeducativo donde se generan herramientas para su proceso académico, como estrategias de aprendizaje, hábitos de estudio y manejo del tiempo libre.
En la actualidad, instituciones como Areandina ofrecen a los estudiantes diversas actividades para su proceso de formación y a su vez generar herramientas en el proyecto de vida del estudiante, es por esto que los vinculan a diversas actividades del Medio Universitario. Entre ellas están los grupos deportivos, musicales, grupos académicos, este último con el propósito de identificar de manera inmediata ante los posibles riesgos de deserción o de mortalidad académica; logrando así, un riguroso control y seguimiento. “Así los estudiantes por su buen desempeño reciben un incentivo académico y logramos diariamente fortalecer la permanencia garantizando la graduación con éxito”, concluyó el Director Nacional de Medio Universitario.