En cien años Alejo Durán ha demostrado que no se necesitan grandes riquezas materiales para trascender en la vida, que solo se necesita trabajar con empeño en las cosas que más nos apasionan y luego los reconocimientos van llegando. En su caso fue la música el motor de su existencia, que lo sacó de los corrales de ordeño en el municipio de El Paso, Cesar, hacia los escenarios musicales con su acordeón e imponente canto.
Trascendió tanto que ni la muerte pudo separarlo de su público, el cual sigue escuchando y tarareando sus canciones; bailando al ritmo del cadencioso fuelle de su acordeón. El acordeón comienza como un hobbie que termina en pasión, para él fue el camino que marcó una tradición y lo convirtió en una leyenda. Gilberto Alejandro Durán fue un niño pobre de un pueblo pobre que enriqueció la música vallenata de manera desinteresada, con un estilo particular de interpretar los cuatro aires del género. Sus grabaciones son referentes para las nuevas generaciones y también para los ídolos del momento, como Carlos Vives y Gusi, quienes ayer participaron del foro del centenario.
Alejo nunca fue político, pero hoy tiene esperanzado a El Paso, su pueblo natal, con convertirlo en un sitio turístico, donde se mueva la tan de moda economía naranja, a donde lleguen personajes nacionales e internacionales a conocer la gastronomía y la cultura pasera que incidió en la formación del carácter del autor del ‘Pedazo de Acordeón’, ‘Fidelina’ y ‘La Cachucha Bacana’. El Paso está ubicado en el centro del departamento del Cesar: una zona de ganadería, minería y recién con proyectos de energía renovable, pero más allá de esas industrias manufactureras hay una gran esperanza en las industrias creativas que puedan desarrollarse a partir del legado del Negro Alejo.
El legado de Alejo es tan grande, que esa figura de líder de agrupación hoy quiere ser rescatada por acordeoneros de la nueva generación, como lo están haciendo Juan Mario De la Espriella e Iván Zuleta; el primero no canta y el segundo versea, valores agregados que les han dado un amplio reconocimiento que hoy aprovechan para tratar de recuperar el sitial especial que nunca debieron haber cedido los juglares que cantan, componen e interpretan el acordeón.
Con ocasión del centenario de Alejo y teniendo en cuenta la buena acogida de las agrupaciones con acordeoneros líderes (como Omar Geles, Israel Romero, Alfredo Gutiérrez y Aníbal Velásquez), se puede dar un vuelco a la historia. No se trataría de desplazar a los cantantes, sino de conectar a los nuevos intérpretes con los juglares pioneros y así se rescate su verdadero valor dentro del folclor vallenato.
Aprovechamos para destacar la ley 1860, por medio de la cual el Congreso de la República decretó proclamar el 2019 como el ‘Año conmemorativo a la vida y obra de Alejo Durán. Gracias a esta acción legislativa hoy los ojos de Colombia están en El Paso, donde esperamos que lleguen las inversiones necesarias para la preservación del legado que dejó Alejo, cuya historia comenzó hace 100 años y todavía no termina de escribirse.