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Chorro CPV 2024: sin contemplaciones…

Cada año, y  van 33, el Círculo de Periodistas de Valledupar, CPV, realiza una programación para condecorar y premiar a los mejores participantes  de los diferentes concursos y categorías del periodismo local, además de resaltar aspectos propios del oficio. 

Este año, bajo la dirección de Rafael Escalona Bolaños y su equipo, hicieron los esfuerzos correspondientes, siguiendo la tradición. No todos quedan contentos, es lo normal donde hay tanta gente. Por ejemplo, dicen que detrás del poder del presidente está Shirley Rico, experimentada colega en todos los campos. A ella las cosas siempre le quedan ‘rico’, al decir de expertos en ciertas cosas.

Pero el encuentro sirve para que hombres, mujeres y comunidad diversa, que cada día aumenta, luzcan sus mejores pintas, incluyendo zapatos, carteras, perfumes, peinados y coquetería al caminar por la alfombra roja. 

Debo aclarar que  al principio era una reunión elemental, ropas usadas por familiares de las mismas tallas eran expuestas sin ninguna restricción. Luego llegaron los  lugares de alquiler e hicieron su aporte, pero algunos iban a varias fiestas, dizque para sacarle el jugo al precio. 

Fue entonces cuando algunas mujeres de mejores sueldos comenzaron a criticar a sus mismas colegas en el vestuario y ahí fue Troya.

En todas las profesiones hay excelentes, buenos, regulares, malos y pésimos, ocurre en nuestro gremio. Hay organizados y despistados, en los cuales me incluyo, tanto que el jueves  pasé en pantaloneta y camiseta  por ‘Paisaje del Sol’ y afuera  encontré a dos sacerdotes vestidos de blanco, los confundí con el obispo de Valledupar, y el inolvidable padre Becerra. 

Ante la ausencia de solideo comprobé que eran los colegas Eduardo Santos Ortega y William de Ávila a la postre ganadores de “Sirena” vallenata en el evento. El primero, ‘Columnista del año’; el otro, ambientalista consumado.

En pocos minutos estaba sentado en la fiesta del año, pensando que era viernes. Una a una fueron llegando, lo mejorcito del gremio de ayer y de hoy. 

Algunas como Melitza Quintero, cuyos colores brillantes, como su raza, forman parte del paisaje, problemas de rodilla impidieron su asistencia. María José Rumbo, peleada con su modista de cabecera, al parecer por deudas, tampoco asistió. Damaris Rojas y Mildreth Zapata Rodríguez, ambas de gran élite, presentaban problemas de luxaciones en tobillos por deportes extremos. 

Entonces comenzó la premiación, cena y música, que fue exitosa, según  pruebas documentales y testimoniales. Debo aclarar que muchas asisten por mostrar sus vestidos, su porte, su elegancia, a algunas les alcanza, a otras no tanto, y más de una se pasa de piña en el vestuario.

Sorprendió Sandra Machado como homenaje a los verduleros con su asombroso vestido zanahoria puro; María Elvira Marulanda con falda cortísima, por Dios; Karolaine Lucker puede mejorar sin estar mal vestida, mientras Jennifer Chacón con ese vestido cobrizo con artes abstractos, creo, fue  la mejor de la noche.

En cuanto al sector juvenil, Laura Camargo pudo ser la tercera mejor, pero algo falló al final, mientras Kelly Cervantes debe asesorarse de  expertas.

Exigen que los varones, sin importar que pertenezcan a la comunidad LGTBI+, lleven guayaberas blancas, una vaina horrible, pero los vallenatos tienen en la mente que es lo mejor del mundo, diciendo  representar al Caribe. Entonces vemos estas prendas amarillentas, desgastadas por el uso y el abuso son las mismas cada año, reponiendo uno que otro botón y reforzando algún bolsillo. Imagínese una fila de bollos limpios o de yucas peladas para asar, algo visualmente aburridor y triste.

Menos mal que Fabián Espinoza encontró la camisa más roja y el pantalón más negro de su repertorio; Miguel Macea, con un rayerio en su camisa y pidiendo mote de ñame en la cena. Muy burdo, ellos desafiaron  el evento. 

Entre las damas, la querida Albita Quintero, quien venía de  recibir las notas de sus hijas, entró con un trajecito rojo sin más pretensiones, ni de moda ni nada. Todos sabemos cómo es esa inteligente colega. Le siguió el juego Liceth de Escalona, pero con una rosa en el pecho  que hace años pasó de moda, con algo de desorden. 

A tres metros, la presidente del Colegio Nacional de Periodistas, pero con un rojo sangretoro para asustar y en la parte derecha, esa si encantadora Elba Bonett con todo el rojo del mundo en un solo vestido, pero encantador, ella tiene salario minero y puede hacerlo.

Nubia Rosa Mejia, patrona general del gremio, se echó encima un fino vestido color entre corozo y guayaba como diminutas mariposas como homenaje a Gabo por la serie de Neflix, sus amigas me mesa me cuentan que olvidó arreglarse las uñas, pero es un detalle menor, ella luce buenos vestido y además tiene con qué, nunca lle va ropa alquilada  mientras Yohomar Navarro estrenaba un vestido negro mojarra, con escamitas brillantes que es uno de los sucesos de la noche. Ni qué decir de Lucy Serrano y Perla Marina Escalono. ¡Uy No!  Lucy sin pensarlo adelantó la Semana Santa cargando todas las telas del mercado encima de un morado candela, solo le faltó el capirote valenciano, mientras Perla encandilaba a puro fucsia y unos zapatos color plata vieja que fueron la locura, ni para que decir de unas tiras sobrantes que a cada rato se enredaban amenazándola con tirarla el piso.

La querida Mariché estuvo regia, sencillota, mientras Josefina Jimeno, tan bonita como siempre, usó un viejo vestido triste, pero de buena marca. Me extrañó algo:  la gran capitana Griselda Gómez derrocha soltería y aún provoca piropos a pesar de sus años, bien llevaditos. Su peinado color pizza hawaiana con rizos color frijol vitaminado hizo furor. 

María Alejandra Vence, con su combito vestidas de negro parecía salir de alguna funeraria, con el rojo de otras compañera en el blanco de algunas guayaberas, el verde tipo vino cariñoso que lucía Wendy Peralta hacían la bandera de Gaza y hacían un homenaje a esa horrible guerra palestina.

Danielita Seohanes un cebra como falta con una blusa rosada que no estaba mal, le faltó brillo, quien se echó toda la policía encima con sus vestido verde olivo con tiras en abundancia fue Alix Belinda Castro, mientras su compañera de trabajo, Diana Lucía Daza, estaban muy bellas, ambas alumnas de Gelca Gutiérrez, que hace tres décadas, junto a Katrizza  MorellI, son referentes de la moda vallenata.

Destaco la sencillez de Ludys Ovalle, lució un gris ceniza brillante apto para su condición de periodista veterana; Shirley Rico en otras ocasiones tan elegante pasó raspando esta vez, organizar una fiesta presenta estrés.

Martica Rivas le faltó blusa, le sobró falda, puede mejorar, Lorena Paroddy cargó todo la noche un amarillo eléctrico, como protesta para Afinia, Margarita Saade fue muy colegial con un rojo de fajoncito de los años 50, pero pasó con nota alta la clase, mientras las colegas guajiras Casandra Cuello estrenó un verde ahuyama de bolas blancas que puede mejorar para próximos eventos, sin embargó ganó premio que es lo importante, mientras mi apreciada Ruth Trinidad Mendoza llevó con fortaleza casi 40 kilos en hilos por su vestido mostaza  ahumado muy poco vistos por la región, un poquito de esfuerzo les queda bien.

Faltaron muchos colegas, le fiesta fue exitosa, ni un concejal, ni un diputado, el alcalde no envió delegado y la Gobernadora que siempre estrena vestido diario tampoco apareció. Renato Laíno, el noble colega lució un pantaloncito pardo gato con chapitas trasera que  atraparon miradas igualmente  Rafa “Platanito” Infante con su viejísima guayabera, la misma que usópara la creación del Cesar, bailó hasta con las meseras, ofició que también ejerce Darwin Bandera que sin pedir permiso baila hasta con la portera. Mary Mestre mostró un vestido color rosa vieja a capas que tuvo comentarios no tan favorables, al parecer sus andanzas con periodistas judiciales que huelan a raro no de sumas puntos, pero le restan bastante. Los presentadores pudieron estar mejor vestidos, Lina Castelar mucho colerete y Camilo Guerra muy simple es vestidos, como maestros del micrófono muy bien. Aquiles Hernández ni fu, ni fa, el mismo Rafa Escalona pudo verse mejor combinado. Las Bohórquez muy elegantes y bonitas, tiene clase, quien  debe responder por manchar vestidos es Domélica, la casa encargada de mantelería que hasta las cinco estaba pintado sillas, con el único propósito de dañar vestido y lo logró. Eso no se hace. Por motivos de viaje no contestaré llamadas ni correos. Felices Pascua y a mejorar en todo, incluido vestuarios.

Por: Edgardo Mendoza Guerra.

Categories: Columnista
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