En la época electoral se alborota el chisme, la calumnia y el rumor. Aquí en nuestra ciudad hemos sido muy dados a tocar estos tres temas. Nunca ha faltado un grupo pequeño o grande donde uno llegue y estén hablando en voz baja, otros en voz alta. Aquí juega mucho “según lo dijeron, según lo escucharon y según lo hablaron”.
De vez en cuando suena una carcajada o una risita sospechosa, las miradas cómplices van y vienen y apenas sí se escucha un ¡quién lo dijo! ¿Dónde lo escuchaste? ¿Se unió con quién?, se desmontarán 7 candidaturas, a fulanito le dieron tanto, etc., etc.
Estos chismosos y calumniadores se encuentran en todas partes y se pueden ver como una creación colectiva: cuando un rumor, calumnia o chisme empieza a rodar, todos los que lo escuchan y cuentan ponen un granito de arena para hacerlo más atractivo mientras dura. Que tire la primera piedra quien no ha participado en un chisme o rumor: como autor, narrador o auditorio, son tan populares en la sociedad que chismosear es una práctica cotidiana tan importante que la sicología se ha ocupado de ellos.
En todo caso, el tema varía: la política, la sexualidad, el deseo, el odio y la esperanza. Ellos toman forma distinta: una cosa es el chisme blanco que difícilmente sale de un grupo social o el comentario mal intencionado que se convierte en calumnia y que causa daño no solo a la víctima del chisme, sino también cuando involucra a sus familiares. Y aunque no son nada nuevo, en situaciones de tensiones y miedos esta práctica crece para manejar las restricciones y temores. ¿La razón? Rumores y chismes sirven para disminuir la ansiedad. Si el rumor que oímos nos proporciona una interpretación caprichosa de la realidad que sea agradable para nuestra vida secreta nos inclinamos a creerlo y transmitirlo. Otro extremo es el de los chismosos crónicos, son personas con la autoestima muy baja, muy lesionados, sienten miedo de que hablen de ellos y no entienden el daño que producen.
Entre esos extremos hay varias causas para contar chismes: atraer la atención a los oyentes y subir el amor propio por estar enterado de lo último, todo esto mientras dura la chismografía. En la vida cotidiana, chisme y rumor son uno solo, pero algunas diferencias, entre unos y otros. El primero siempre pone en público hechos de la vida privada de la persona, en cambio el segundo siempre habla de personajes, instituciones o hechos públicos. Otra misión muestra que ambos comparten en ser dañinos, detrás del chisme están los elementos destructivos y sádicos de una persona y detrás del rumor los temores. Ojalá los vallenatos nos acostumbremos a otras cosas mejores.
POSTDATA:
Lo que sí no es chisme, rumor ni calumnia es el respaldo incondicional que le está dando Beto Herazo y ‘El Turco’ Pavajeau a la candidatura a la gobernación de Franco Ovalle Angarita y a la Alcaldía de Valledupar a Augusto Ramírez ‘Tuto’ Uhía. De esto que no le quede duda a nadie.
Por Alberto Herazo Palmera