Fui invitado como jurado junto a Martha Navarro Bentham al XXV Encuentro Nacional de Declamadores y Poetas en Chinú, Córdoba, organizado por la corporación encuentro nacional de declamadores y poetas de esa población. Regresamos gratamente sorprendidos por lo que allí encontramos; es una tierra hermosa. Su gente tiene un ángel especial en el trato, excelentes anfitriones, se encuentra uno con la poesía y la declamación que llevan en las venas, en vez de sangre les corre prosa, versos; y la natural esencia para declamar se siente en el ambiente.
Este año el presidente del evento, doctor Reynel Díaz Herazo, quien alterna su actividad profesional con el gusto por la poesía y el cuento, ha llevado, junto con Mirian Castillo Mendoza, vicepresidente de la corporación y ganadora de premios locales y nacionales en el campo de la literatura, a sitiales de honor; el encuentro en esta versión “25 años Cosechando Sueños” se hizo en homenaje a Félix Manzur Jattin y Orlando Medina Marsiglia.
Excelsas figuras de la cultura en la región y a nivel nacional. Junto a estos dos líderes culturales hay todo un equipo de trabajo tan entusiasta como comprometido; revisan cada detalle. El equipo se preocupa por todo: premios, jurados, poetas, declamadores y el público, los homenajeados, los actos culturales y de integración, en fin. Cada detalle es un compromiso importante y como hormiguitas arrieras trabajan cada día del año en especial los tres días del evento. Es la imagen de Chinú la que comprometen en cada actividad, no en vano celebraron las bodas de plata en esta versión. Mientras tanto, en el ambiente se respira poesía, se transpira arte y donde menos piensas hay un declamador ensayando. Niños, jóvenes, adultos y ancianos que se mueven al ritmo de un poema bien declamado. Llega gente de todos los rincones del país: de Boyacá, de Cali, la ganadora en categoría mayores es una gran exponente de esta ciudad; llegaron de Bogotá, Manizales, Barranquilla, Sincelejo, Santa Marta y la región de Córdoba; el Cesar tuvo una magnífica representación con gente de Valledupar, San Diego, Codazzi, La Jagua de Ibirico, todos con un excelente nivel en diferentes categorías, varios logros importantes para poetas y declamadores de la Jagua de Ibirico y Codazzi.
Al final, el corazón henchido de alegría y rebosante de poesía y gratitud se inspira para decirle a Chinú, gracias: “Estoy feliz en Chinú, disfrutando del talento, que nace de bien adentro, del corazón del Sinú, y me llenó de gratitud, y alegró la vida mía, como un cielo de poesía, como las aguas del mar, y ese sabor especial, que denota fantasía.
Con su gente acogedora, y de corazón sonriente, te tratan como pariente, atención a toda hora, y la poesía que aflora, como agua en manantial, que nunca ha de acabar, de Chinú el declamador, como del jardín la flor, una tierra sin igual”
Espero volver, quedaron muchos abrazos pendientes, ese sabor a nostalgia de ausencia se quita visitando nuevamente esas tierras, gracias a la gente hermosa que nos acogió, en especial el médico Alfonso Suarez Mendoza, un Chinuano, con cuarenta años en Bogotá, que regresó a su tierra para reencontrarse con el amor y detrás de la poesía. Sólo Eso.
Por. Eduardo Santos Ortega Vergara