En el corregimiento de Patillal, municipio de Valledupar, el compositor José María Coronado Guerra, más conocido como ‘Chema’ Guerra, siempre estuvo atento para contestar diversas preguntas. Con toda la tranquilidad necesaria exponía su pensamiento sobre distintos tópicos y hacía énfasis en el amor, ese que lo llenaba de ilusiones que plasmaba en canciones.
De esa manera, una figura de mujer desfilaba por su memoria, permitiendo que la inspiración le fluyera más rápido que un viaje del viento por el desierto. ‘Chema’ Guerra era un personaje supremo de esos que alegraban la vida, así la tristeza llevara alguna ventaja y quisiera hundirse en terrenos cenagosos.
Esa vez contó ser dueño de 50 canciones, ni una más ni una menos, entre grabadas e inéditas, donde una mujer hacía posible que desde el centro de su corazón entregara un mensaje directo para que el amor jugara con los versos imponiendo un estilo único de conquistar.
Lleno de esas emociones que en silencio capturaban la vida, precisó haber conocido a una joven bonita que llamó su atención e hizo una canción titulada ‘Alondra’, donde estaba pintada de cuerpo entero, con su caminar que adornaba las calles y su voz que atraía su mente así estuviera ocupada. En los versos le pidió a ella que acogiera su amor y que nunca volara lejos.
“No te vayas reina del alma, quédate aquí en Patillal. Mi vida dime que sí, que tú te quedas aquí. Quédate aquí en Patillal, que está es tu tierra natal”.
Le imprimió ese detalle pegado a su pueblo haciendo posible que los años retrocedieran y se pintara elevando una cometa y tirando sus primeros piropos. Claro, que el nombre de la inspiradora de la canción no lo dijo. “Quieto. No se puede, eso es un secreto”, señaló.
Con la serenidad que lo caracterizaba ‘Chema’ Guerra, afirmó: “Yo nací para entregar bellos mensajes a las mujeres, aunque muchas veces me han dicho que no, pero insisto y tampoco logro nada. Aunque no me creo mujeriego al adorno de la vida, las mujeres, les he dedicado casi todo mi repertorio musical”.
Enseguida intentó realizar un censo de mujeres, a las que les regaló bellos cantos o décimas, señalando. “Son muchas en toda esta amplia región. Mi corazón toda la vida ha estado ocupado, siendo la principal razón para componer canciones. En total tuve nueve hijos con María de los Santos Mendoza. Tampoco, hay datos de otros corregimientos”.
‘Chema’ Guerra, hizo gala de su jocosidad que le permitió alejar la tristeza de sus lares, y en cambio ser el centro de atención en los sitios que visitaba frecuentemente, donde contaba la historia de su vida que tenía una amplia extensión. Al preguntarle por su edad, dijo que la cédula de ciudadanía le indicaba 81 años. “No creo que ese papel eche mentiras, como algunas que he dicho para enamorar”.
Esperanza
Entrando en materia de sus canciones anotó una especial, ‘Esperanza’, grabada por Diomedes Díaz y ‘Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza. Dejó a un lado los “arremuescos”, palabra que utilizó, llenándose de felicidad porque entró a contar un suceso que lo hizo famoso donde a una mujer de nombre Esperanza, le soltó toda su artillería para que cayera en sus brazos, pero perdió la partida.
“Esperanza de mi vida no me vayas a matar. ¿Cómo queda Patillal, si se muere ‘Chema’ Guerra?, y eso a ti te daría pena, no me vayas a matar”.
Siguiendo con la referencia de sus canciones citó a ‘Compadre querido’, grabada también por Diomedes Díaz y Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza. “Mi compadre Nelson Celedón me sirvió de paño de lágrimas para desahogarme de la traga que tenía. La solución fue tomarme unos tragos ‘gorriaditos’ que son los más sabrosos. Ella nunca me aceptó a pesar de la canción y demás detalles”.
Ante la insistencia del nombre de la mujer por la cual sufrió mucho y que produjo esa famosa canción, manifestó que era profesora, pero no dijo el pueblo, ni el nombre del colegio.
“Oiga compadre vamo’ a bebé, yo quiero que usted me brinde un trago, explíqueme como hago para olvida’ esa mujer. Cuando no la puedo ver me quiere mata’ el guayabo, y explíqueme como hago para olvida’ esa mujer. Mire compadre aquí tiene el trago, y me perdona que se lo diga, usted está martirizado y ella se encuentra tranquila”.
Amarrando recuerdos
Después de desahogarse narró el inmenso amor que le tenía a su pueblo Patillal, donde nació el domingo siete de julio de 1929. En ese punto de la geografía costeña comenzó a dar sus pininos musicales con su hermano Pedro Miguel. “Tenía 12 años y era bien avispado. Él me animó para que saliera adelante como compositor y decimero, porque notaba en mí habilidades. El tiempo le concedió la razón y no me arrepiento de haber tomado este camino”.
‘Chema’ Guerra, vivió amarrando a los recuerdos que unía a su bondad, humildad y cariño, abonando el terreno para ser querido por todos. Eso sí, cantándole a aquellas mujeres que pudo acostar en el pentagrama de la música vallenata, para ser un protagonista orgullo de su estirpe. Antes de la despedida regaló un verso. “Tengo ganas de cantar, en esta mañana bella, un verso pa’ Patillal, de parte de ‘Chema’ Guerra”.
Tiempo después, exactamente el jueves seis de enero de 2011 a las 9:30 de la mañana, murió en Patillal ‘Chema’ Guerra, quedando su pueblo acongojado y dando respuesta a su pregunta puntual. ¿Cómo queda Patillal, si se muere ‘Chema’ Guerra?
En Patillal está su huella musical, además de una moneda con su imagen en el Parque de los Compositores. Un homenaje al campesino natural, cuyos cantos costumbristas con oportunas jocosidades y amor a primera vista, eran como una flor que salía de su corazón.
Por: Juan Rincón Vanegas.