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Chambonería monumental

Chambón, incoherente, poco serio, mediocre, cuando no francamente malo, es este gobierno. Una y otra vez, los ministros hacen afirmaciones sin ningún sustento, sin ningún estudio, solo movidos por prejuicios y por un latente fanatismo ideológico. 

Declaraciones y anuncios de la ministra de Minas, que ha demostrado no tener idea alguna de los asuntos de su cartera, de la ministra de Salud, que parece tener como único propósito dinamitar el sistema de salud, del director de Colpensiones, o del director de la Función Pública, sobre los contratos de prestación de servicios, por citar solo algunos, que deben ser desmentidas, corregidas o moderadas, casi siempre por el ministro de Hacienda, que funge como bombero permanente dentro del gabinete ministerial, el adulto mayor en un jardín de infantes deslenguados e irresponsables. 

La cosa no mejora en asuntos tan sensibles como Exteriores o Defensa. El Canciller anunció el fortalecimiento del servicio exterior y ha inundado embajadas y consulados de amigotes, algunos imputados penalmente, compinches de la esposa de Petro, personajes que no hablan sino español y que no tienen ninguna calificación, conocimiento o experiencia para cumplir las tareas diplomáticas que les corresponden. El de Defensa anuncia la compra de aviones de combate franceses y se echa para atrás pocos días después.

Pero no son solo los ministros, es también la vicepresidente que, por ejemplo, a la pregunta de cuál será “el primer paso” que se dará en la cartera de la Igualdad responde que “hay que reestructurar el Ministerio” recién creado.

El peor es el mismo Petro. Las declaraciones de Petro han sembrado incertidumbre en los mercados y han impulsado devaluaciones adicionales del peso además de las ocasionadas por el fortalecimiento global del dólar. Ocampo lo ha corregido al menos media decena de veces.

Pero son muchas las manifestaciones irresponsables o abiertamente mentirosas que ha hecho Petro. Dos recientes, graves ambas: su ataque a la bienestarina, que ponen en peligro la nutrición básica de millones de niños, y el cese al fuego con distintos grupos armados ilegales. 

Por Twitter, Petro dijo que “hemos acordado un cese al fuego bilateral con el Eln” y cuatro grupos criminales más. Era falso. Lo que el ministro del Interior llamó audacia en realidad fue una mentira, otra más, de Petro. No habían acordado nada. Ni siquiera las Fuerzas Militares fueron consultadas. Se enteraron del cese al fuego por el trino de Petro. Y nada se había previsto.

No son solo palabras, problemas de comunicación o dificultades de coordinación. Es una marca, un estilo, el carácter del gobierno que no estudia previamente ni sus declaraciones ni sus acciones, que no coordina, que no prevé los efectos y consecuencias de lo que dice y lo que hace.  Chapucero, improvisador, imprudente, mentiroso. 

Por Rafael Nieto Loaiza

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