El martes 14 de junio el presidente de los colombianos Juan Manuel Santos dijo en Cartagena en la clausura de la Cumbre Mundial de Medios Informativos que la fecha para llegar a un acuerdo final en los diálogos con las Farc estaba más cerca de lo que muchos creían, pero que prefería no decir más para no quedar mal. Sin embargo, al día siguiente en Medellín en el Foro Económico Mundial afirmó que si no se firmaba la paz las Farc estaba preparada “para declarar una guerra urbana”.
Las cosas alrededor del tema de la paz se ponen más candentes. Por su parte el expresidente Álvaro Uribe sigue recogiendo firmas contra el plebiscito por la paz. Así está el contexto nacional. ¿Pero qué sucede en las regiones, donde se supone que debemos estar preparados para una paz territorial?
Ya en esta semana que acaba de pasar se dio el lanzamiento de la gran Alianza por la Paz en Valledupar, en la cual tienen representación sectores políticos, gremiales, medios de comunicación, academia, sociedad civil y la institucionalidad pública, unidad que tiene como principal propósito “respaldar plenamente el proceso de paz y el postacuerdo, que promueve actualmente el Estado Colombiano, al igual que los avances del proceso de paz y de esta forma, hacer un seguimiento a su implementación”. Así textualmente dicen los comunicados que han salido de esta Gran Alianza.
Es evidente el deseo general de paz, la ciudadanía prefiere un país, un departamento y un municipio en paz que en guerra. Ya las personas han sentido en carne propia la violencia en todas sus manifestaciones y seguro disfrutarán de un escenario diferente.
Por eso es válido que las fuerzas vivas del Departamento del Cesar se miren en el espejo y vean la realidad ¿si estamos preparados para la paz?
Solo analicemos la reacción del pueblo indígena Yukpa cuando conoció la posibilidad de que su municipio Becerril fuera zona de concentración de las Farc en escenario de posconflicto. Rechazo total. ¿Qué pasará si esa zona la ubican en Valledupar, como también ha trascendido?
El Cesar es un territorio de influencia de la guerrilla de las Farc, de su capital es oriundo uno de los máximos jefes de este grupo armado, alías Simón Trinidad, y aunque preso en una cárcel de Estados Unidos, por algo está sonando el nombre del departamento entres las posibles zonas de concentración de hombres desmovilizados. Sea lo que pase, por el bien de la ciudadanía, es hora de que se hable más de paz, de finalización de conflicto, de desmovilización, de posconflicto.
Debemos estar preparados para el escenario que abriría la firma del fin de del conflicto y eso no solo se consigue con un símbolo que diga “Sí a la paz”.