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Cercapaz

La cooperación alemana deja huellas imborrables en el Cesar a través de su programa GIZ-Cercapaz con el que fortaleció a la institucionalidad y a la sociedad civil del departamento.
Su intervención en el territorio termina luego de ocho años. Los saldos positivos, que en ese lapso de tiempo fueron poco visibles, hoy tienen otro matiz y se nota que realmente hubo un fortalecimiento en temas tan sensibles para el territorio como la violencia contra la mujer, las víctimas, los jóvenes, los indígenas, la participación ciudadana, entre otros.
Hoy es preciso reconocer todo el trabajo hecho por Cercapaz en Colombia, pero de manera especial en el Cesar, una región que ha vivido todos los niveles de violencia y la desinstitucionalidad.
Esa fue una de las apuestas de este Programa, que trató de acercar a las instituciones y a la sociedad civil, para “borrar el estigma de que el Estado no sirve y el de que la Sociedad Civil no se organiza”.
Este propósito se logró, si bien no todo está solucionado, si ha habido un avance importante porque ahora el relacionamiento entre ambas partes es más fluido.
El Programa GIZ-Cercapaz cerró en Bogotá con un acto simbólico por la paz del país, con una numerosa comitiva cesarense que fue a dar testimonio de los aportes recibidos.
La GIZ presentó un balance y panorama de la paz en Colombia, en el que hizo un ‘Análisis del Contexto Colombiano para la Construcción de Paz’ y ‘Viabilidad Política’.
Se va Cercapaz, pero quedan sus semillas. Le toca ahora a las organizaciones fortalecidas y a las entidades seguir con el trabajo, multiplicarlo y no dejarlo a la deriva.

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