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El centro histórico y la delincuencia

Ha llamado la atención el desespero y la impotencia de los estudiantes de la Universidad de Santander, Udes Valledupar, por el acoso delincuencial que sufren diariamente cuando se dirigen, transitan o se encuentran en los alrededores de la institución donde se forman como profesionales.

En menos de una semana han ocurrido más de diez atracos a estudiantes, incluso el pasado miércoles uno de los vigilantes de la Universidad se vio obligado a dispararle a un atracador para impedir que despojara de sus pertenencias a varios estudiantes.

Son recurrentes los atracos, a pesar de que a pocos metros, en la plaza Alfonso López, generalmente hay presencia de la Policía Nacional por cuanto es ahí donde funciona la Alcaldía de Valledupar. Es paradójico que casi en las narices del alcalde estén cometiendo todo tipo delitos.
EL PILÓN ha escuchado no solo a las voces de los miembros de esta Universidad que se encuentra en el centro histórico, también la de otros trabajadores y visitantes de la zona, pues en las ocho manzanas del centro histórico funcionan numerosos negocios comerciales, oficinas públicas y privadas, y por supuesto también residen muchas familias.

Insistimos a las autoridades para que busquen otras estrategias que garanticen la seguridad. El caso de los estudiantes de la Udes que son presa diaria de los delincuentes, puede serviles como proyecto piloto para que luego lo apliquen con los estudiantes de la Universidad Popular del Cesar en la sede Sabanas del Valle, de la Fundación Universitaria del Área Andina, de la Unad y de otros centros educativos que también viven la misma situación.

¿Cuándo veremos al alcalde Augusto Ramírez y al coronel Mauricio Pedraza caminando por las calles del centro histórico, haciendo pedagogía de la seguridad? Las carreras quinta y séptima son las más azotadas (EL PILÓN también está ubicado en el centro histórico y sus empleados han sido víctimas de los delincuentes).

No olvidamos la muerte del trabajador minero José Enrique Tejedor, que ocurrió el pasado 16 de junio en la carrera séptima, en pleno corazón del centro de Valledupar, cuando transitaba por el lugar con un dinero en su mochila. Lo mataron para quitarle la plata. ¡Qué no suceda otro hecho así de lamentable para que reaccionen!

La comunidad educativa de la Udes está mandando un mensaje, hay que escucharlos, y no echar en saco roto el S.O.S. que envían.

Categories: Editorial
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