Revelados los resultados de la jornada electoral del domingo 13 de marzo, los análisis cuantitativos están a la orden del día, se revisa la cantidad de votos obtenidos en Valledupar, cómo cambió el mapa en cada municipio, aspectos que contribuyeron a la posición lograda por cada aspirante; en fin estas son las conversaciones que se escuchan sin descanso, pero debemos detenernos a pensar si la realidad política de hoy traerá beneficios o nos mantendrá condenados a la desigualdad, a la falta de empleo ocupando los primeros lugares con gente desocupada y también apareciendo en los últimos lugares en educación.
¿Se puede felicitar a alguno de los congresistas elegidos el 13 de marzo? No, a ninguno, la situación de Valledupar y el Cesar no da espacio para felicitaciones ni celebraciones, no han propuesto nada que signifique acabar con esos serios problemas que padecemos, lo primero que se debe decir es que el espíritu hegemónico que ronda el Cesar impide que nuevas propuestas sean valoradas, pero el desánimo es de tal magnitud que estamos ante una crisis que tiene como factor central el temor de muchas figuras en dar un paso, tener visión, proponer y arriesgarse; la falta de creatividad nos está matando también, no estamos ingeniando formas atractivas de hacer política, de transmitir un mensaje, le estamos dejando todo a los que derrochan dinero como si lo ganaran en un chance, le estamos dejando todo a los que usan la administración pública para presionar al elector y heredar curules con las mismas tácticas y vicios como las “malditas planillas” así las llamé en una columna reciente, es indispensable que aparezcan candidatos que rechacen esta forma de hacer proselitismo y también le estamos dejando todo a los que no hablan en el Congreso pero acá dicen tener la llave y ser amigos del Cesar.
No pueden celebrar estos congresistas porque los resultados no fueron buenos, los senadores reelegidos pasaron un trago amargo esperando el conteo de sus votos, disminuyeron en comparación de los que alcanzaron cuatro años atrás, hay descontento, progresivamente el cansancio es notorio, deben transformar esa concepción de ejercer la representación de un pueblo, en algo se deben estar equivocando, están ocurriendo cosas y no pasa nada, asesinan líderes sociales como ocurrió en San Martín con Teófilo Acuña y Jorge Tafur, sobre ellos nadie dijo nada, ni plantean medidas para proteger a esta población o cómo luchar contra el despojo y los que luchan por recuperar sus tierras ó como se va a enfrentar la amenaza del ELN, nada de esto está en la agenda de estos señores parlamentarios.
Nos estamos acostumbrando a festejar los éxitos electorales en medio de nuestra miseria, un caso claro de estar bajo un poderoso estado de hipnosis es lo que ocurre con la UPC, le niegan a tres programas de esta institución acreditación de alta calidad y todo sigue normal, pero nadie está exponiendo las causas de esta situación, pareciera que el pacto histórico del Cesar, es un pacto del silencio, de la complicidad y el miedo para dar un paso al frente con ingenio y valentía ofreciendo una manera de hacer política que inspire y nos lleve a soñar con genuinos liderazgos.