Cada tercer sábado de septiembre, Colombia celebra el Día de Amor y Amistad, una festividad que, aunque tiene una directa influencia comercial, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre el verdadero significado de estos valores en nuestras vidas.
Tradicionalmente, el Día de San Valentín, celebrado el 14 de febrero en muchos países, también se conmemoraba en Colombia. Sin embargo, el gremio de comerciantes, enfocado en las realidades económicas del país, propuso trasladar la festividad a septiembre, generando una estrategia comercial que beneficiara tanto a consumidores como a negocios.
En esta festividad, no se puede ignorar el fuerte componente comercial. Desde vendedores informales hasta grandes empresas, se lanzan a intensas campañas comerciales. Las tiendas ofrecen descuentos, los restaurantes organizan eventos especiales y las redes sociales se llenan de promociones.
Uno de los elementos más entrañables de esta fecha es el tradicional juego del “amigo secreto” o “amigo dulce”. ¿Recuerdas cómo, en los años del colegio, este juego solía generar alegría? El sorteo de nombres, la anticipación del regalo, y la sorpresa al recibir el obsequio de un compañero, hacían de esta tradición un momento especial. Hoy, sin embargo, este juego ha perdido parte de su magia, especialmente en contextos menos personales como el trabajo. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué a veces nos sentimos menos entusiasmados al participar en estas dinámicas? ¿Acaso el paso del tiempo y la rutina han hecho que veamos estos gestos de aprecio más como una obligación que como un disfrute genuino?
Es fácil dejarse llevar por la presión de los compromisos y las expectativas comerciales, pero es importante no perder de vista el verdadero valor de la festividad. Celebrar el Día de Amor y Amistad es una ocasión para valorar y fortalecer nuestras relaciones humanas. ¿Cuántas veces nos cerramos al amor en sus formas más simples? Debemos recordar que el amor no es solo una palabra bonita; es la esencia de nuestras relaciones y lo que da significado a nuestras vidas.
Desde una perspectiva etimológica, el término “amor” abarca diversos conceptos y significados relacionados con el afecto. Dependiendo de la cultura, existen distintas palabras para describir estas formas de afecto. El amor ágape que se caracteriza por la generosidad desinteresada; el amor filia celebra la amistad y el afecto; y el amor eros representa la atracción y el deseo. Cada tipo de amor tiene su lugar y su importancia, invitándonos a reflexionar sobre cómo interactuamos con los demás.
En última instancia, el amor se expresa de muchas formas. Cada persona tiene su manera particular de experimentar y mostrarlo, ya sea en sus relaciones cotidianas, en el trabajo, con la familia, en el cuidado de la naturaleza, en la conexión con los animales o en el servicio desinteresado. El verdadero desafío es tanto dar como permitirnos recibir el amor. Sería hermoso que cada uno encontrara su propia forma de amar desde el comienzo de cada día, apreciando y valorando todo lo que nos rodea.
Por ello, mientras promovemos el comercio y disfrutamos de las ofertas y promociones que el Día de Amor y Amistad nos ofrece, tomemos un momento para reflexionar sobre el verdadero significado de la festividad. Aprovechando esta ocasión para fortalecer nuestras relaciones y recordar que, el amor en todas sus formas es lo que realmente nos une y nos humaniza.
Por: Sara Montero Muleth