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Cefalea o dolor de cabeza

Me enorgullezco de su amistad por ser una persona de excelsas virtudes y un profesional estudioso e incansable a pesar de su edad, preciso en sus diagnósticos y conclusiones, pero como todo ser humano con defectos ajenos a su profesión, pero a pesar de ello la balanza lo favorece para ocupar un lugar en el Cielo y en el corazón de quienes tenemos  el inmenso privilegio de ser sus amigos”. Textualmente esa es la descripción que hace el doctor José Antonio Maya ‘Toño’ de su amigo y compadre Marcelo Calderón, personaje central de esta columna.

Por razones obvias, desde hace rato los micrófonos de la emisora Maravilla Stereo se cerraron para mí y por esa razón no tuve la oportunidad  de preguntarle al eminente médico internista y todero Marcelo Calderón en la interesante entrevista que le hiciera el prestante periodista Carlos Quintero, pero como tengo la ventaja de disponer de un espacio, sin ninguna censura porque es independiente, en el periódico más importante de la región, EL PILON, aquí lo haré.

Como todo lo del doctor Calderón en su especialización, su entrevista fue lúcida y oportuna en este terrible momento en que un bicho raro y cruel nos tiene encerrados y doblegados, pero como siempre a los profesionales se les dificulta dirigirse al pueblo raso, al embolador, al carretillero, el taxista, mecánico, pintor de brocha gorda, servicio doméstico y en fin a todos los mal llamados ignorantes que poco entienden los tecnicismos y vocabulario que los profesionales aprendieron a usar en la universidad, como decir cefalea en vez de dolor de cabeza o influenza por catarro. Por eso esa gente quedó casi que en las mismas después de la entrevista.

No dejó Chelo… que vaina lo confianzudo que soy, pero toda una vida de trato permanente comiéndonos las verdes y las maduras por más de 40 años alrededor de una mesa de dominó; pagando consultas caras en especie: con gallinas, cerdos, chivos, aguacates, dominicos, malanga, leche y guineos pasos que me dan el derecho a tratarlo con tanta confianza e inmenso cariño… Repito, no dejó un solo espacio que con propiedad y lucidez no respondiera,  pero la gente que enumere quedó viendo un avispero y se preguntan que qué dijo, y el entrevistador que si lo entendió  más se preocupó para que opinara, y no opinó, sobre si fue acertada la decisión del señor presidente Iván Duque de no aceptar los respiradores que el dictador Maduro irrespetuosamente le ofreció.

Nos quedamos con las ganas de oír que es lo que se siente cuando el triple hp ese se instala en la garganta, si duele, si arde y son muy fuertes, si la fiebre es muy alta que quema o si es leve que mortifica, si el dolor de cabeza, vómito, diarrea  tos seca y permanente son  dolorosas que estremecen el cuerpo y que cuando los tengamos, nada de bruscos o medicamentos, que lo que hay es que correr para los hospitales, clínicas, secretarías de Salud o las desprestigiadas pero necesarias EPS, no ya para contener el mal pues ya estamos puya’os, sino para su oportuno tratamiento y para no seguir contagiando a los demás. Nos quedamos con las ganas de oír decir que para esta vaina no hay medicina, que el único remedio es quedarse encerra’os hasta cuando aparezca la droga salvadora o la bendita vacuna, tal como ha acontecido con las demás pandemias que nos han azotado.

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