Ya creo que la bulla inicial por la construcción del CCMV, Cecumuva (mientras aparece un nombre coqueto) pasó. Al menos en su primera dosis de prueba, es posible que vengan otras dosis, alguna delta por ejemplo y reactive el tema. La obra contratada y los contratistas en sus papeleos y sus compromisos como toda obra colombiana que implique recursos. Alguien gana, alguien pierde, avemaría. Posiblemente al final del quinto periodo del actual ordenador, algún ente de control, revise el tema por octava vez y encuentre algo, siempre se encuentra algo, incluso sin buscarlo. Pocas golondrinas con ganas de hacer verano quieren aportarle a un cuento donde siempre pierden.
¿Se acuerdan del mármol de la plaza? ¿De la Casa en el aire? ¿Del escándalo casi internacional del humorista local y la chinita del cuento? Nada pasa. Aquí nos acostumbramos a eso, y a otra cosa llamada vencimiento de términos que también tiene sus cálculos bien definidos y prácticos.
De manera que mientras definen el nombre del quinto piso del centro, los salones, tarimas, equipos, mesas, cuartos, callejones internos, escaleras, escalinatas, ventanas, portones, porque todo tendrá su nombre, nada es de extrañarnos. Por ahora al mirar las fotografías que anuncian el palacio del folclor, inicia con Gustavo Gutiérrez y termina con Wilfran Castillo, la discusión callejera sigue, pero como siempre sin hacer bulla, hacerla significa salir misteriosamente del listado, como ya anuncian un grupito interno que hará su agosto en cualquier mes y ahora que estamos estrenando mes.
Hay curiosidades en las fotos, sin embargo una pareja de las propias faldas, es decir de los aposentos de la Gobernación, me dice que todo está aprobado de esa manera, incluso cada foto y pareja tiene un sentido original, porque esa gente es así, me dijo el detallista; hasta en el color del mango interesa. Por ejemplo, el sombrero, tan característico de Alejo Durán, Luis Enrique Martínez, Colacho Mendoza y Juancho Polo, para nada identifica a Juancho Rois, que solo y por pura novelería lo usó en su participación para la participación suya aspirando a la corona.
La cercanía de Adán Montero a Martín Elías es muy lejana de generaciones, y Jorge Oñate tan cerca a Ponchito Cotes Jr debe ser por un caso de disciplina, es decir: quién de ellos supo manejarla mejor. La no presencia de los integrantes de Kvrass se comprende para evitar escándalos recientes, pero Farucho Ortiz, por ejemplo, que usó por largo tiempo pelucas, hoy aparece con sombrerito, cosa que ellos recuerdan, pues ‘Se acabaron’ fue el himno de uno de sus pupilos mayores en la Gobernación.
Kaleth Morales, que apenas daba sus primeros pininos, aparece muy cerca de Juancho Polo, Calixto Ochoa, Patricia Teherán, y Octavio Daza, para recordar que ellos abandonaron lo terrenal, pero siguen presentes, mientras una fila de guajiros, como Adaníes Diaz, Romualdo Brito, Hernando Marín, fallecieron en accidentes de tránsito; mientras Rafa Orozco, ahí mezclado, aún no tenemos absoluta claridad la causa de su partida.
Ana del Castillo, por ejemplo, la sigue una fila de hombres serios y sin escándalos, como Sergio Moya Molina, Emilianito Zuleta, Pablo López, Silvio Brito, cuando podía lucir mejor cerca de Villazón, Farucho, Silvestre, Lalleman o el mismo Juancho Polo, respetando los tiempos. Rafa Manjarrez, cerca al Viejo Mile, Escalona, Moralitos, Leandro Díaz y Alejo, si pueden responder con sus obras por un siglo de vallenatos, aunque Mendoza, igual por tiempo, es algo menor, pero de obra respetable.
Siempre faltan algunos, pero apenas es la primera pared, mientras el contrato para las otras tres partes que cierran el complejo está en revisión. Me aseguran que un calambuco con agua fresca recordará al ‘Compay Chipuco’ en la entrada del recinto y por supuesto un tremendo olor a azufre al interior recordará a Francisco ‘El Hombre’ y al diablo. Otros insisten en que el diablo hace rato está adentro, y el olor también. Estas novelas de los vallenatos son largas y a veces incomprendidas. Ya veremos.