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Cautela o precaución

Existen muchos ejemplos con imágenes de todas las experiencias que ambientalmente se han comprobado alrededor del mundo y no aprendemos. No se observan correctivos, no hay mitigaciones suficientes, no hay amortiguación para daños que diariamente causamos.

Estamos repletos de diagnósticos, identificación de causas y efectos, de propósitos de enmiendas, de planes, de programas y más y más propuestas de mejoramiento, pero nunca de las acciones verdaderamente equilibrantes. Siguen sin control las emisiones de gases, la destrucción de los bosques, el calentamiento de la tierra, los desajustes climáticos, la violencia, el empobrecimiento, el hambre y todos los males que aquejan al mundo. Cada obra que se emprenda o cada proyecto está suficientemente determinado para mediar o detectar los impactos que éste genere en su ejecución y su puesta en práctica. Macroproyectos, vías, construcciones, aprovechamientos y beneficios de envergadura no deberían adelantarse sin antes preparar juiciosamente las obras de mitigación que equilibren los impactos ambientales; sin embargo, son más fuertes los intereses capitalistas que las mismas obras impliquen que los efectos que sobre la naturaleza y sobre la sociedad generen, de estos ejemplos se experimentan en todas partes del planeta.

Hay conceptos importantes para tomar en cuenta como es el de la huella ecológica, esta es la satisfacción de las necesidades de los pobladores del mundo que crea un impacto que puede ser tan amplio tanto en su producción, en su proceso de manipulación, en su uso, como en el efecto que pueden producir los residuos. Por ejemplo, el área que se requiere para la satisfacción de las necesidades básicas, por cada ciudadano en el campo es mucho más pequeño que la requerida por un habitante de un pueblo y este requiere mucho menos área que la del habitante de una gran urbe o área metropolitana; así mismo la huella o el impacto es menor, pero cada uno de ellos se va acrecentando por la ampliación de sus necesidades hasta ubicar aspectos tan superfluos como el requerimiento de objetos innecesarios para su interacción con los demás seres humanos. Joyas, vestimentas, lujos, ostentación y muestras de poder hacen que la huella ecológica sea cada vez mayor debido a la carrera de consumismo en la que hemos caído a pesar de la carencia de recursos de los países subdesarrollados.

 

Digamos que por todo el planeta se sienten y se viven diariamente los efectos de la globalización de la economía, pero exactamente por sus beneficios sino por los perjuicios de todo tipo que acumulan las grandes transnacionales, las cuales presentan efectos en lo económico, lo social, lo natural y en lo cultural.

Un vehículo producido en Norteamérica deja huella ecológica desde la explotación de las minas de aprovechamiento del hierro, su transformación en las siderúrgicas hasta cuando se comercializa y se pone en funcionamiento por cualquier país de Latinoamérica, África, Europa, Asia y Oceanía; con efectos a largo plazo, puede tener una durabilidad de veinte o más años.

El desarrollo sostenible se está considerando más como una ilusión o un distractor para un supuesto beneficio que no se alcanzará por la imposición de los criterios economistas.

NOTA: Festejemos el 5 de junio como día del medioambiente, pero lo más importante es que todos cambiemos de actitud frente a nuestros comportamientos con los recursos naturales.

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Hernan_Maestre_Martinez: