Cuando apenas era un muchacho, en mi no tan lejana adolescencia, escuché una música dominicana en ritmo de merengue, con un sonido muy distinto al que mis oídos melómanos estaban acostumbrados. En mi “disco duro” estaban registrados grandes artistas quisqueyanos como Wilfrido Vargas, Cuco Valoy, Johnny Ventura, Las Chicas del Can, Los Vecinos, Fernandito Villalona, la Familia André, los cuales estaban de moda para aquella época, pero al oír los discos de 4.40 me di cuenta de lo diferente de su sonido, enseguida me interesé en esa agrupación, muy especialmente en su cantante, un hombre con una voz tan grande como su estatura y corazón, me llamó poderosamente la atención su modo de vestir elegante, con gabardina negra y sombrero y esa peculiar postura al cantar con una mano puesta en el oído.
Les confieso que hoy día mi verdadero ídolo es Dios, pero musicalmente admiro en demasía a Juan Luis Guerra, pues considero que su música es la mejor del mundo, sus canciones son mis preferidas, más que un gran cantante es un poeta, un soñador, tanta poesía en sus letras así me lo hacen ver, su colección romántica me ayudó a conquistar las pocas novias que he tenido. Juan Luis es un inquieto de la música, se nota que la vive, que se nutre de otros géneros y sobre todo que los investiga, incluir pequeños fragmentos de poemas de ilustres escritores como Neruda, su paisano Juan Antonio Alix (los Mangos Bajitos) o fusionar el merengue dominicano con otros ritmos, incluir guitarras africanas o instrumentos y palabras de otras lenguas como japonés o francés en sus canciones, nos demuestran la basta cultura de este gran artista, no hay duda de que él fue quien hizo universal a la bachata y al “perico ripiao” que son ritmos autóctonos y raizales de Quisqueya.
Este artista es el más grande de República Dominicana y un orgullo latino, ha llegado donde muy pocos lo han hecho, los colombianos debemos sentirnos orgullosos de que haya sacado una canción en homenaje a nosotros, en donde menciona nuestras principales ciudades incluyendo a nuestro amado Valledupar. Aunque no lo conozco personalmente y jamás he tenido el placer de escuchar y verlo en un concierto en vivo, la admiración y respeto que por él siento me han permitido saber lo suficiente como para admirar el cariño hacia su familia y amigos, su frondosa inteligencia y principalmente su adoración a Dios, en su producción Cristiana se nota la influencia del Todopoderoso en su corazón y pensamiento, y es admirable como convirtió textos bíblicos en música bailable, de esta manera llevó la alabanza a personas que quizás no conocían a Jesucristo.
Me impresionan las letras de sus cantos, como va hilvanando y narrando los sucesos cotidianos, como sutilmente maneja la canción protesta, (‘El Niágara en bicicleta’, ‘Ojala qué llueva café’, ‘Areito’, entre otros) los majestuosos arreglos musicales que le imprime a sus canciones son únicos, su oído musical es exquisito, esta bien asesorado y si a eso le sumamos sus estudios musicales en el Conservatorio Musical de Música en Santo Domingo y luego en Berklee E.U, podemos descifrar el secreto de su éxito mundial y su constante vigencia a través de tantos años, manteniéndose como el numero uno de la música latina.
Querido Juan Luis, bienvenido nuevamente a mi tierra y gracias por deleitarnos con su arte, con su bendita inspiración, que Dios le siga bendiciendo grandemente y por favor háganos el honor de grabar un vallenato muy pronto, nos vemos en el parque.
@juliomceledon