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Carroña, la nueva obra de Maderos Teatro

En la carrera séptima con calle 14, en pleno Centro Histórico de Valledupar, está ubicada la sede de Miedros Teatro. Archivo/EL PILÓN

 Una obra para adultos es la nueva puesta en escena del grupo Maderos Teatro, que presentará funciones a los habitantes de Valledupar los días viernes y sábados a las 7:30 p.m.

Se trata de ‘Carroña’,  una versión libre del clásico griego Antígona de Sófocles.  La obra plantea una reflexión sobre la tiranía, las razones del estado y los dilemas de conciencia. La trama enfrenta dos nociones opuestas del deber: el respeto a las normas religiosas y a las civiles, caracterizadas unas por Antígona y las otras por Creonte, según explicó el director de Maderos Teatro, Deiler Díaz Arzuaga.

“Lo particular de esta versión es que está contada desde la mirada de un personaje en el cuerpo de otro, quien a través del transcurrir del montaje devela su pensamiento y la forma de su verdadero personaje”, acotó el Director del grupo teatral.

Reparto

Los actores que hacen parte de esta obra son: Marle Cuadros, Carolina Rodríguez, Carla Álvarez, Rafael Moreno, Nolberto Campo e Iván Maestre e  Iván Maestre. El diseño y música está a cargo de Diego Rivero, las luces y sonidos son de Luis Martínez, la dirección de arte es de Andy Tejeda; la asistencia de Dirección de Arte son responsabilidad de María Rosa Rumbo, Marle Cuadros, Yilena García y Carla Álvarez; y la producción técnica está a cargo de Claudio Suárez.

 

Resumen de la obra

Antígona era la hija de Edipo y Yocasta; hermana de Isméne, de Eteócles y de Poliníces, quien acompañó a su padre cuando éste al descubrir el crimen y el incesto que había cometido, partió hacia el exilio después de arrancarse los ojos. Se refugiaron en Colono, un pueblecillo de Ítaca, donde la muerte trajo finalmente la paz a Edipo.

Antígona regresó entonces a Tebas. Eteócles y Polínices, los dos hijos varones del desterrado Edipo, mueren peleando frente a frente en las afueras de Tebas. Eteócles del lado de la ciudad; Polinices del lado de los sitiadores. Creonte, déspota, gobernador y dueño de Tebas, decreta que Eteócles sea enterrado con los honores que correspondían a los héroes que mueren por la patria; y que Polinices, que murió defendiendo el bando de los sitiadores, sea dejado insepulto sobre la tierra, para que, en memoria de su enemistad con los tebanos, se pudra al sol y sea devorado por los buitres. Las tradiciones griegas establecían el deber sagrado de sepultar a los muertos, señalando que en caso contrario el alma del difunto vagaría eternamente sin reposo y nunca podría acceder al reino de las sombras.

Contradiciendo el dictamen del déspota, Antígona, hija también de Edipo, se propone ir por la noche a enterrar a su hermano. Isméne, su hermana, más cobarde, no se atreve a acompañarla. Antígona es sorprendida por los soldados que Creonte ha colocado en el monte para que vigilen el cumplimiento de su decreto: pena de muerte a quien entierre a Polinices. Es llevada ante la presencia del autócrata quien la increpa por su desobediencia.

Entre el tirano y la doncella se produce un diálogo que, tomando altura sobre el mero interrogatorio judicial de lo ocurrido, hace chocar la ley natural, la piedad familiar de Antígona, con la voluntad personal y arbitraria del tirano. Es, sin lugar a dudas, una de las escenas más inmortales de la dramaturgia universal.

Creonte sentencia según su poder material y físico. Antígona argumenta según la ley que los dioses tienen escrita en el espíritu del corazón humano. Luego, Creonte decide llevar a Antígona a una cueva y dejar libre a Isméne. Antígona, en una cueva, sin comida, decide quitarse la vida, ahorcándose. Pero el hijo de Creonte, prometido de Antígona también decide quitarse la vida cuando ve a Antígona ahorcada. Por dichos que transcurrían, de lo malo que había hecho Creonte, el mismo decide ir a la cueva, cuando llega, observa a su hijo muerto, lo toma, y en sus brazos lo lleva hacía el palacio. Pero cuando el mismo llega, observa que Polinices, también decidió quitarse la vida y ahí, queda marcado en la vida de Creonte estos hechos.

 

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