El contrabando de carne sigue dando de que hablar en Valledupar, más cuando no se ven actividades por parte de las autoridades municipales para contrarrestar esta actividad, y aunque se realicen, parece que no son suficientes para frenar esta comercialización ilegal que afecta de manera directa a quienes la consumen.
Sin embargo, eso no es lo peor, pues también se permite que llegue carne al municipio aún teniendo en cuenta que Valledupar cuenta con un matadero de primera categoría y según lo dio a conocer el gerente de Coolesar, Jorge Saade, “cuando una ciudad cuenta con matadero de primera categoría no es permitido que se traiga carne de otras partes”.
Pese a esto, el gerente de la Cooperativa Integral Lechera del Cesar, denunció hechos que según él no son desconocidos por las autoridades y tienen que ver con el ingreso de carne a Valledupar de lugares de dudosa procedencia y que son comercializados en reconocidos sitios de la ciudad, es decir que son adquiridos por muchas personas que la consumen.
Ante esta situación, Saade envió una carta al Secretario de Salud el pasado 3 de marzo donde señala la preocupación de la empresa en relación con la manera vertiginosa como ha venido creciendo el sacrificio clandestino de bovinos y porcinos en la capital del Cesar en sectores como la margen del río Guatapurí, en los barrios que están ubicados en la carrera cuarta como el Cañahuate, La Guajira, Altagracia, Pescaito, Zapato en Mano, Villa del Rosario y El Carmen.
“Además de eso también hay mataderos clandestinos en el barrio La Nevada, en el Balneario el Rincón, la cabecera principal del aeropuerto y en los municipios de San Diego y La Paz, donde diariamente se matan más de 50 reses que entran de manera ilegal y complaciente a la capital del departamento del Cesar sin que las autoridades competentes hagan un control riguroso o decomiso alguno que vaya en beneficio de la salud de los vallenatos”, puntualizó el gerente de Coolesar.
Saade fue enfático en decir que de manera permanente llegan carnes de otros mataderos de inferior categoría de departamentos vecinos lo cual no es permitido y que no están autorizados para ingresar el alimento a la ciudad.
“Se está permitiendo que se expendan carnes a menores precios porque no cumplen con las condiciones de higiene, sanidad y buenas prácticas de procesamiento que sí las tiene Coolesar que es un frigorífico de primera categoría”, señaló el líder gremial.
En el Cesar hay dos mataderos de primera categoría, uno ubicado en la capital del departamento y otro en Aguachica, pese a eso, aún se sigue trayendo carne de contrabando de mataderos de La Paz y San Diego, lugares de donde traen el alimento en cajas de icopor y que representan un total de 25 novillos.
EL PILÓN se tomó el trabajo de preguntar en distintos expendios de carne de la ciudad para saber de qué lugar provenía la carne y la mayoría evadían la preguntan o algunos contestaban que la obtenían del frigorífico de Coolesar, pero luego de contrastar la respuesta de los comerciantes con la Cooperativa, se pudo comprobar que no era cierto lo que los expendedores decían.
Ante este panorama, José Alfredo Lacouture, coordinador de saneamiento ambiental de la Secretaría Municipal de Salud, dijo que el organismo que hace vigilancia y control de los centros de acopio de las carnes que se comercializan a nivel de matadero es el INVIMA, “aquí a Valledupar ingresa carne de contrabando o ilegal, no obstante hemos tomado unas medidas”, además de eso, el funcionario agregó que se han hecho controles pero “es insuficiente el trabajo, pero tenemos que hacer un esfuerzo entre entes nacionales”.
Lacouture aseguró además que “tenemos la información que todas las carnes que están en La Nevada no provienen de una matadero frigorífico oficial tipo uno, pero vamos a realizar reuniones para hacer controles al respecto, porque las quejas que nos llegan de ese tema son permanentes”.
La cantidad de carne que ingresa al municipio de Valledupar sigue siendo incontrolable, o eso es lo que parece, pero lo más grave de esto es que esto se convierte en un problema de salud pública.
Por Freddy Oñate Acevedo / EL PILÓN
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