El editorial de El Tiempo sobre crecimiento económico en 2018 señalaba que la agricultura se desaceleró y que para el campo habría sido peor, de no ser, paradójicamente, por la ganadería y la pesca de cultivo.
Sí. La ganadería; la actividad con mayor presencia rural y sustento de millones de campesinos; la que aporta el 22% del PIB agropecuario y el 1,4% del PIB nacional; y cuyo valor de producción anual duplica al sector avícola, triplica al caficultor, cuadriplica al porcicultor y quintuplica al bananero.
En cuanto a potencial exportador, mientras la leche se abre campo con derivados, la carne es una oportunidad desperdiciada, cuando se impone la sustitución gradual de la dependencia minero-energética y el déficit comercial supera los 7.000 millones de dólares.
No pienso con el deseo. En 2009, la carne fue incluida en los Programas de Transformación Productiva para renglones exportadores y con tal fin se alineó la política pública; obtuvimos la certificación de libre de aftosa y avanzaban la trazabilidad y el control de movilización animal, en alianza con Fedegán directamente y como administrador parafiscalidad. En 2013, el gobierno Santos ratificó el potencial exportador de la carne, pero lejos de obrar en consecuencia, desalineó la política, fracturó la parafiscalidad y desandó lo avanzado. El daño fue inmenso por la pérdida del estatus sanitario y, sobre todo, frente al potencial exportador.
No obstante, conservamos la convicción y le hemos propuesto al Gobierno metas para 2022, en una nueva etapa de colaboración: 1) 500 millones de dólares en exportaciones, que ya logró la ganadería en el pasado y lo puede repetir. 2) Recuperar el consumo interno hasta 20 kg per cápita. 3) Incrementar productividad con sistemas silvopastoriles amigables con la naturaleza.
El camino está abierto. A pesar de la aftosa, en 2018 las exportaciones superaron 71 millones de dólares y la reapertura del mercado ruso (63%) es una gran noticia. Líbano, Jordania y Emiratos Árabes son mercados abiertos de gran potencial en Medio Oriente y Norte de África. En la reciente feria “Gulfood 2019” en Dubai, volví a sentir orgullo al ver la presencia de carne colombiana y percibir el interés por nuestro producto.
China es una meta por volumen, pero la prioridad son los mercados de alto precio (USA y la UE) con una ruta clara: 1) Recuperar el estatus sanitario; 2) Consolidar la trazabilidad 3) Implementar un Sistema de Inspección que garantice la inocuidad, 4) Avanzar en la propuesta de una “Plataforma Exportadora”, organizando la producción –clusters– para garantizar calidad, precio y oferta sostenible.
Los países con TLC firmados importan más de 3 millones de toneladas. Ahí están las oportunidades servidas. Fedegán, de la mano con el Gobierno, persistirá en el propósito de llevarle al mundo carne colombiana.