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Carlos Gaviria, gobernador

“Soy guajiro y vivo orgulloso de mi región que solo olvido ha tenido siempre de la Nación”.
Así comienza la canción titulada ‘Soy guajiro’ de la autoría de Julio Oñate, incluida por los Zuleta en el LP ‘Cóndor legendario’ el 12 de septiembre del año 1977, la que vino a mi mente por lo siguiente.

A propósito de la inoportuna muerte del exmagistrado Carlos Gaviria, jurista de los talones a la mollera, recordamos que en alguna oportunidad ciertos sectores propusieron su nombre para la Gobernación de La Guajira, lo que ameritó un escrito de nuestra parte que fue publicado el cinco de julio de 2006, del cual reproducimos la parte más importante a propósito de la luctuosa circunstancia que se ha presentado; esa columna periodística que titulamos “Confesión de incompetencia” dice así:
“No creo que para acabar con las pulgas sea indispensable matar los perros, las equivocaciones de los gobernantes y exgobernantes, las monstruosidades que se han conocido y el desencanto que se ha ido apoderando de los guajiros por acciones y omisiones que lesionan sus intereses, no son suficientes para auto guindarnos todos la lápida de la incompetencia.

No es igual la impotencia que se siente cuando se quiere pero no se puede hacer algo para que las actuaciones del gobierno se enderecen, con la falta de capacidad para gobernar, eso hay que precisarlo, en momentos que la desesperación ciega y el oportunismo está en la cresta de su ola; son minutos después de escuchar la propuesta que algunos bien intencionados hicieron al ex candidato presidencial Carlos Gaviria para que aceptara su postulación como candidato a la gobernación de La Guajira, la que obviamente este declinó, pues como hombre inteligente sabe que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa y él está por otros escenarios.

El ofrecimiento que se hizo equivale a una confesión de ineptitud colectiva, corresponde al mensaje que se mandó al país, que se requieren hombre inteligentes, honestos, idóneos que nos vengan a gobernar porque aquí todos somos incapaces y bandidos, lo que resulta inaceptable porque, para ser gobernadores, tenemos los guajiros una nómina de lujo, que tienen la preparación académica la experiencia administrativa y la idoneidad moral, lo único que no tienen es la plata, y como no la tienen no se les brinda la oportunidad.

Invitar a alguien que no nos conoce, que no se ha bañado como nosotros con balde y pote, ni ha tomado como nosotros agua de molino, a que nos venga a solucionar los problemas porque nosotros no servimos para nada, equivale a llamar al vecino que intervenga en nuestra casa ya que los muchachos se nos salieron de las manos; y la señora anda en malos pasos. Vamos a sinceramos, aquí lo que toca cambiar es la manera de pensar de nosotros, y sobre todos creer en lo nuestro y dejar de pensar que quienes tienen otro dialecto, son los sabios que traerán soluciones mágicas a los problemas que tenemos, toca ser menos acomplejados, porque así exista gente mentalmente más tarada que otra, no quiere decir que los más brutos estemos aquí.

Repito, sigue siendo tan alta la tendencia a la envidia y el complejo, como baja la autoestima de nosotros, al extremo que hay gente convencida que La Guajira es el lugar oscuro que Dios escogió para alojar los huéspedes de quinta categoría en la humanidad, y por eso nos dejó la mente inconclusa y el entendimiento a medias”.
Cualquier parecido con la realidad no es coincidencial. Como dijo Diomedes, se las dejo ahí.

Luis Eduardo Acosta Medina: