Desde el pasado lunes 28 de agosto – hasta el 8 de septiembre- el Archivo General de la Nación Jorge Palacios Preciado presenta una muestra de caricaturas del maestro Jaime Molina Maestre, restauradas por el equipo de profesionales del Grupo de Conservación y Restauración.
La exposición tiene lugar en Bogotá, en el primer piso de la Sala II de Exposiciones de esta entidad que se encarga de liderar la política de archivo y gestión documental en el país.
DEL CAFÉ LA BOLSA AL ARCHIVO DE LA NACIÓN
La historia de estas caricaturas de Molina tiene su origen a mediados de la década de 1950 en Valledupar, cuando un paisa llamado Francisco Luis ‘Colís’ Botero comenzó a exhibirlas en su negocio, el Café La Bolsa, ubicado en lo que hoy es la calle 16 con carrera séptima o Calle del Cesar.
Según narró el cronista Arnoldo Mestre Arzuaga, en su publicación “Colís Botero y su ingenioso negocio El café La Bolsa” de la revista Panorama Cultural, Molina Maestre le regaló a ‘Colís’ Botero la primera de las más de 30 caricaturas en 1956.
Lo anterior ocurrió cuando Miguel Uhía, uno de los asiduos visitantes del café, llegó al lugar para promocionar y vender una nueva lotería. Cuenta Mestre Arzuaga que “esto le llamó la atención al pintor Jaime Molina y lo inspiró para hacerle una caricatura, que envió a Colís desde su casa con su secretario Maconcha”.
Colís Botero quedó fascinado con la caricatura y la mandó a enmarcar. La gente acudía al café para verla, lo que generó numerosos comentarios en la ciudad. A partir de ese día, el pintor Molina comenzó a crear más caricaturas para el Café La Bolsa, bajo la condición de que nunca se comercializaran. Este acuerdo fue resultado de una conversación entre Molina y el dueño del café, sellada en medio de unos tragos.
LA CARTELERA DE MOLINA
En ese icónico lugar de lo que hoy es el Centro Histórico de Valledupar, Colís construyó una cartelera de gran tamaño donde exhibió todas las caricaturas que el pintor Molina envió.
El Café La Bolsa se convirtió en un punto de encuentro para diversos fines, incluyendo negocios, parrandas famosas y eventos políticos. A través de sus caricaturas, Molina plasmó los eventos y personajes más relevantes de la época.
Una de las anécdotas en torno a estas caricaturas las narró el mismo Arnoldo Mestre Arzuaga: “Siendo Manuel Pineda Bastida alcalde de Valledupar, Molina pinta una caricatura donde lo representa sentado en su escritorio luciendo sus medallas de honor, lo que el alcalde tomó como un irrespeto y multó a Colís con la suma de cien pesos y lo amenazó con sellar el establecimiento. Cuando Colís recibió la notificación, se la mostró a varios clientes que se encontraban allí, entre ellos Aníbal Martínez Zuleta, Crispín Villazón y Jaime Araújo, así que entre todos recogieron los cien pesos y Aníbal envió a Colicito (hijo de Colís) a la alcaldía a pagar la multa inmediatamente, recomendándole reiteradamente que le trajera el recibo. Colicito pagó siguiendo las instrucciones del doctor Martínez Zuleta. Poco se sabe acerca de lo que ocurrió, pero lo cierto es que el establecimiento nunca se selló”.
El café cerró en 1967 y, tras la muerte del pintor Jaime Molina, y siendo directora de la Casa de la Cultura, Mercedes Romero de Quintero, esta se presentó un día donde Colís acompañada de Rita Fernández y Gloria Castro. “En medio de la visita, doña Mercedes le preguntó: ‘Señor Colís, ¿qué piensa hacer con las caricaturas?’ Y este le respondió: ‘El tesoro más lindo de un pueblo, debe estar en la caja más fina’ e inmediatamente se las entregó para que fueran exhibidas y custodiadas en la Casa de la Cultura’”.
Ahora, después de 56 años, estas caricaturas han sido restauradas y se exhibirán como parte del legado cultural que refleja la vida social, política y económica de la región del Valle de Upar.
EL PROCESO DE RESTAURACIÓN
En entrevista con EL PILÓN, Martha Cárdenas, restauradora de archivos experta del AGN, explicó el proceso de restauración de estas caricaturas.
Según Cárdenas, las obras estaban en un estado de deterioro considerable al principio, lo que llevó al equipo a creer que no podrían recuperarse. Sin embargo, después de dos meses de planificación, la intervención tomó menos de 15 días.
“La restauración como tal fue quitarle una intervención anterior que tenía, que estaba unida a otros papeles, muy mal unidas. Y el soporte como tal tenía mucho deterioro de tipo físico, como era un papel tan ordinario y estuvo a unas temperaturas tan altas en el sitio donde estaba, eso acelera los procesos de deterioro. Retiramos toda esa intervención anterior y les dimos una estructura mejor al soporte con papel japonés”, explicó Cárdenas.
Finalmente, Cárdenas advirtió que elementos como la humedad, la luz, la temperatura y los contaminantes atmosféricos pueden causar deterioro en el futuro.
Los documentos quedarán en custodia del Archivo Histórico de Valledupar para su conservación futura y disfrute de los ciudadanos como parte del Patrimonio Documental de la Nación y especialmente de la región cesarense.
¿QUIÉN FUE JAIME MOLINA MAESTRE?
Jaime Molina Maestre, nacido el 7 de marzo de 1926 en Patillal, corregimiento de Valledupar, fue reconocido por su dedicación a la caricatura. Estuvo casado con Alma Rosa Torres y tuvo dos hijos, Jaime Molina Torres y Victoria Molina Torres.
Además, realizaba trabajos de publicidad y propaganda para políticos, como afiches, pasacalles y más. También restauraba imágenes y desempeñaba diversas actividades para mantener a su familia.
Molina se destacó especialmente en la caricatura política, plasmando su visión crítica de la época y logrando retratos impresionantemente parecidos de los personajes.
Fue amigo incondicional del compositor Rafael Escalona, quien tras su muerte el 15 de agosto de 1978, le compuso la canción ‘Elegía a Jaime Molina’ en la que recordaba a su amigo y le cumplía la promesa de que si moría primero le componía un son vallenato.
Entre los dibujos que más se destacan de Molina, está tal vez el logo que hizo para la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y el Escudo de Valledupar, creado junto a Víctor Cohen Salazar en 1955 y autorizado por el entonces alcalde Jorge Dangond Daza.
POR: JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ/EL PILÓN