En mi última columna: “A Oídos del Mello Castro González”, le manifestaba que tenía que enfrentar muchos retos, entre ellos: la movilidad, mototaxismo, inseguridad, venezolanos, drogadicción, desempleo, invasiones, huecos, entuertos dejados por Socarrás y Uhía, etc., etc., y muchos más en los corregimientos; y agréguele Espacio Público y peatón. Ya hice referencia a estas dos últimas, hoy tocaré el tema de la inseguridad.
Valledupar está tocando fondo. A veces me causa risa cuando escucho a las autoridades que se refiere a que hay seguridad en la ciudad, ¿cuál seguridad?
Aquí lo que hay es una inseguridad total, hasta el punto que nos tocará salir en pelota. Ya uno ni en su casa está seguro. Las autoridades deben entrar sin titubeos y con energía a atacar la inseguridad, a detener la violencia, el robo de celulares, el atraco, los atentados y muertes diarias.
Aquí se esgrimen a veces toda clase de cifras estadísticas, tratando de demostrar la reducción continuada de casos denunciados por toda clase de delitos como robos de motos, hurtos de vehículos, a residencias, al comercio, asesinatos, extorsión, violaciones, secuestros, agresiones pasionales y atropellos de toda índole; cifras estadísticamente mentirosas.
Nadie puede decir ni siquiera las autoridades aun si están haciendo el esfuerzo para acabar con la delincuencia que estamos en la ruta hacia la ciudad ideal, el paraíso terrenal. Todos los días amanecemos con varias muertes, apuñalados, atracos. Un hampa que roba, asalta, atraca, asesina, secuestra con tranquilidad, tomándose todo su tiempo, bien armados y haciendo demostraciones de pericia y habilidad. Hay una coordinación creciente para el tranquilo discurrir de estas operaciones delictuosas. Por ejemplo, quién lo creyera, tomar un taxi o moto es, hoy día, embarcarse en la más azarosa aventura, porque también el conductor o pasajero puede ser conducido a una trampa que puede ser mortal.
La ciudad está desprotegida en algunos sectores. Pero si no hay presencia alguna de autoridad en esos sitios conocidos, tampoco es posible que aparezca cuando se le llama por parte del algún testigo. Un denuncio es complicado. Muchas víctimas se obtienen de estas clases de denuncia por miedo a filtraciones. Pienso que se debe diseñar una estrategia por parte de las autoridades para por lo menos controlar estos flagelos.
En Valledupar, al menos y diariamente, personas son víctimas del hurto del celular, otras son asesinadas y se calcula que hay muchos lugares dedicados exclusivamente a la venta de estupefacientes. Este es el panorama que las autoridades deben enfrentar.
Y finalmente, quiero darle el siguiente consejo al Mello Castro González con el propósito que Valledupar le apueste a la estrategia de seguridad que le permitió a Medellín lograr una caída histórica en los homicidios y otros delitos de alto impacto. Se debe concretar una cita entre el señor Presidente Duque, el Mello y autoridades y hagan una cumbre de seguridad. Serian siete claves del pacto entre el Gobierno y la Alcaldía: microtráfico, hurto de celulares, homicidios, el plan de choque (en puntos calientes), transporte masivo, extorsión, espacio público y lesiones personales. Reciba estos consejos míos y los del columnista José Aponte de buena fe señor alcalde.
Y dos cositas más: tengo la percepción que desde hace mes y medio para acá, la Policía ha bajado la guardia, que me dejan muchas dudas e inquietudes sobre la tarea de la Policía en una ciudad que pide a gritos seguridad. Sin embargo, quiero hacerles un gran reconocimiento a dos oficiales destacados, a los coroneles Geovanni Alexander Benavides Quimbayo y Fredy Delgado, quienes han venido trabajando por la tranquilidad de los vallenatos y su seguridad. Felicitaciones.
Postdata: de 4 de la tarde a 7 de la noche hay una invasión de mototaxistas en la Carrera 7 o Calle del Cesar y está prohibida la circulación de motos en el centro. ¿A quién le corresponde el control? Ya no dejan transitar vehículos. Alcalde, tome las medidas correspondientes. Ponga una camabaja en la Calle 17 con Carrera 7 y verá (a partir de las 5 de la tarde).
Y finalmente, cuando toca criticar a la Policía hay que hacerlo consolidándome el mejor amigo y defensor de la Policía, pero cuando toca, toca.